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Balonmano

Martin, un ascenso meteórico

El vitoriano pasa en unos meses de jugar con el Gure Auzune de Segunda Nacional a codearse en 'Champions' con el Bidasoa-Irun

Martin, un ascenso meteórico

- La fatídica temporada en la que el coronavirus arrasó con prácticamente todo en el deporte mundial dejará un grato sabor de boca en un pujante balonmanista vitoriano con ganas de comerse el mundo y continuar la estela de otros célebres jugadores del territorio en el pasado. Martin Santano, un canterano del Gure Auzune que el pasado verano recaló en el Bidasoa-Irun como apuesta de futuro, jamás olvidará todo lo bueno que le ha deparado un ejercicio inolvidable hasta el estallido de la grave crisis sanitaria. Y es que, tras un ascenso meteórico, durante estos últimos meses ya ha empezado a codearse con lo más granado de un deporte exigente como pocos al que la pandemia amenaza con dejar más herido de muerte de lo que desgraciadamente ya estaba.

A sus 17 años, cuando todavía no había alcanzado la mayoría de edad, Martin tuvo el privilegio de debutar en noviembre en la Liga de Campeones en un partido con los guipuzcoanos celebrado en Macedonia. También vivió en febrero su bautismo liguero ante el Ademar y es prácticamente uno más en el día a día de un histórico de la Asobal inmerso en plenos festejos de la conquista de su única Copa del Europa en 1995 con Juantxo Villarreal en el banquillo. La política de rotaciones puesta en práctica por Jacobo Cuétara y la grave lesión de uno de los dos extremos izquierdos de la primera plantilla (Mikel Zabala) hicieron viable el sueño que tenía desde niño cuando decidió apostar por este deporte siguiendo los pasos de su hermano Álex, actual entrenador del equipo senior del Gure.

De competir en Segunda Nacional a verse las caras un año después con las grandes estrellas del planeta, un salto gigantesco en su carrera que todavía está asimilando. "Recuerdo que fui a Macedonia a ver qué pasaba. Pensaba que podía jugar cinco minutos al final en función del resultado, pero bajando a cenar al hotel la noche anterior me vino el segundo entrenador y me dijo: 'mañana vas a jugar, no has venido aquí de turismo a Macedonia'. Me quedé con cara de susto", evoca Santano, que dispuso de la oportunidad de inaugurar su casillero goleador, pero el portero del Rabotnik lo impidió con una buena intervención. "No lié ninguna, que es lo importante", recalca en tono de broma, consciente de que ya habrá tiempo más adelante para saciar su vena goleadora.

continuidad en irun En total, han sido ocho partidos en esta temporada finalizada de forma abrupta por el coronavirus, cinco de Asobal y tres de Champions. El canterano del Gure Auzune, de 1,73 metros y que cumplió los 18 años el pasado 4 de marzo, reside en un piso de Irun junto a otros tres compañeros, cursa segundo de Bachiller y el año que viene iniciará la carrera de Fisioterapia. Estos días se encuentra confinado en Vitoria -no pisaba su casa desde enero antes de la crisis sanitaria-, trata de conseguir el título de entrenador territorial y sigue un plan físico para no perder la forma.

Mientras tanto, el jugador vitoriano mantiene los pies en el suelo. "Yo no iba con esperanzas de debutar esta campaña porque mi lugar es el equipo filial. La primera parte era lo que me esperaba, algún partido convocado, pero luego con las lesiones y rotaciones surgió la oportunidad. En el último encuentro de la fase de grupos y con el equipo ya clasificado, llegó el gran día. Éramos primeros matemáticamente y pude debutar en Champions", se congratula Santano, que recaló en el Bidasoa gracias a la mediación de su presidente Gurutz Aginagalde con el padre de un compañero de equipo de la selección vasca.

El gasteiztarra ha convencido al club irundarra con su rendimiento y seguirá disponiendo de oportunidades en el futuro. "Acordamos un contrato prorrogable en función de los resultados. He cumplido el primer año, tenemos que dialogar ahora para los dos siguientes. Me veo más tiempo allí porque ya han hablado conmigo y está más o menos todo cerrado. Quieren que siga y únicamente falta el papeleo. Desde el primer momento me han tratado fenomenal y han hecho ver que cuentan conmigo. Me ha pasado de todo en la temporada, pero por lo general estoy muy contento", reflexiona.

mucho por mejorar Martin reconoce estar "impresionado" por competir en una cancha mítica como la de Artaleku, donde en su día dejaron su impronta estrellas del calibre de Bogdan Wenta, Alfred Gislasson, Thomas Svensson, Nedelijko Jovanovic, Jovica Cvetkovic, Patrick Cazal, Oleg Kisselev o Nedad Perunicic. "El hecho de entrenar con ellos viniendo casi de un equipo de barrio como el Gure de Segunda Nacional ya significa mucho. Tengo un poco la flor en el culo (risas). En serio, hay mucho trabajo detrás, aquí no se presenta uno por casualidad. Dicen que es más fácil llegar que mantenerse y ahora toca trabajar duro. Bueno, en mi caso todavía hay que llegar", aclara con humildad un extremo izquierdo cuyo punto débil -admitido por él mismo- es la defensa y un físico todavía liviano en comparación con el de otros armarios de este deporte.

"Después de entrenar un año con el Bidasoa, diría que debo mejorar todo. Los principios fueron un poco '¿qué hago aquí?' Acababa los entrenamientos y pensaba que no tenía el nivel suficiente. He pasado de ejercitarme con el Gure e irme a casa sin fallar ninguna a marcharme contento en Irun si metía dos. Además, yo era el clásico palillo. Cuando llegué, apenas levantaba menos de 40 kilos en press banca y ahora cinco meses después consigo 70. De no tocar una pesa en mi vida a todas las semanas hacer cuatro sesiones. Cada vez los jugadores de balonmano son más altos y habrá que ponerse muy fuerte. Tengo que compensar la falta de centímetros con otras virtudes", remarca.

El espejo de Martin es Aitor Ariño, el pujante jugador del Barcelona que destaca por su vértigo en las transiciones ofensivas y que consigue muchos robos de balón cuando juega como adelantado en la defensa 5:1. El balonmano no vive hoy en día su mejor momento en España con una supremacía atroz del Barcelona, pero el vitoriano no pierde la esperanza de triunfar si mantiene su progresión. "El estar viviendo en Irun ya dice bastante. Al final se verá dónde me lleva esto, pero estoy dispuesto a todo. Si voy progresando, no se me caerán los anillos por irme a cualquier país", concluye.

"Veré dónde me lleva todo esto, pero no se me caerán los anillos por ir al extranjero si progreso"

Jugador vitoriano del Bidasoa-Irun

"He pasado de entrenar con el Gure e irme a casa sin fallar ninguna a ahora hacerlo contento si meto dos"

"Tengo la flor en el culo, pero aquí nadie llega por casualidad y hay mucho trabajo detrás"

"Cuando el segundo técnico me dijo un día antes que iba a debutar, me quedé asustado"