- Ha imperado la lógica en el Comité Olímpico Internacional (COI) y en el Comité Organizador de Tokio 2020 y los Juegos Olímpicos se disputarán finalmente en 2021, un año más tarde de lo previsto, como consecuencia de la crisis mundial provocada por el coronavirus. El aplazamiento se entiende como una decisión lógica en medio de la vorágine de noticias surgidas en los últimos días en relación a la cita olímpica, pero conlleva implícitos ciertos problemas que afectan directamente al Estadio y la Villa Olímpica y que deberán ser resueltos por el Gobierno nipón, con el consiguiente gasto económico. El domingo, en el comunicado en el que el COI informó que se darían cuatro semanas de margen para tomar una decisión final con respecto a los JJ.OO., desde el ente internacional ya avisaron de que “varias sedes podrían no estar disponibles” en caso de producirse un aplazamiento y el lunes, Yoshiro Mori, presidente del Comité Organizador de Tokio 2020, agregó que dichos problemas “afectarían tanto a un posible retraso de un mes como de uno o dos años”.
El Estadio Olímpico, con capacidad para 60.000 espectadores y cuya construcción acabó a finales de 2019, pertenece al consorcio Japan Sports Council, conformado por diferentes entes públicos, y según consta en el plan del Gobierno de Tokio y de la organización, será privatizado. La idea inicial, que en principio seguirá su curso aunque con un año de retraso, era sacarlo a subasta el próximo otoño y ampliar la capacidad del mismo, una obra que esperaban tener lista para la segunda mitad de 2022. El aplazamiento de los Juegos Olímpicos generará gastos imprevistos en las arcas públicas japonesas, que ante la obligación de posponer la venta del Estadio Olímpico, que tuvo un coste de 1.310 millones de euros, deberá hacer frente a los 20 millones anuales que supone el mantenimiento del mismo.
En lo que respecta a la Villa Olímpica, donde se hospedarán los más de 11.000 atletas que participarán en los Juegos, esta fue construida por un consorcio público-privado del que forma parte el Gobierno tokiota y salieron a la venta el año pasado para su uso particular tras Tokio 2020. Ya se han vendido cerca de 5.600 viviendas de una primera tanda que tuvo una gran demanda, mientras que la comercialización del resto, prevista para este mes, se ha pospuesto. “Tendremos que ver qué hacer con la Villa, porque es un tema que afecta a la planificación urbanística de Tokio”, expuso Yuriko Koike, gobernadora de la capital nipona.
Además, otras sedes de uso frecuente como el Foro Internacional de Tokio (halterofilia), el Centro de Convenciones Makuhari Messe (taekwondo, esgrima y lucha) o varios estadio de fútbol y béisbol, podrían no estar disponibles en las nuevas fechas.
En principio, los 35.000 millones invertidos por Japón para la organización de los Juegos Olímpicos están a salvo con el aplazamiento, ya que de haberse cancelado, los expertos estiman que el coste habría ascendido hasta los 67.000 millones. En lo que respecta a los derechos televisivos, tanto la NBC, quien emite los JJ.OO. en Estados Unidos, y Discovery, quien difunde las imágenes en algunos países de Europa a través de Eurosport, tienen cubiertas sus inversiones gracias a los seguros contratados. En lo que respecta al medio audiovisual americano, hace solo unas pocas semanas tenía vendido el 90% del espacio publicitario de la cita olímpica.