Amanecía el domingo y junto con las primeras horas de luz me iba poniendo en marcha para encaminarme a mi destino. Este iba a ser la pequeña localidad guipuzcoana de Lezo, cercana a Donostia, donde iba a tomar parte de una muy esperada carrera de montaña por los alrededores del monte Jaizkibel. Digo lo de esperada porque los 350 dorsales que ponía la organización a disposición de quien quisiera participar en la carrera, en menos de dos horas estaban agotados. Se trata de una carrera pequeña, de 14 kilómetros, pero con buen desnivel, 700 metros positivos, divididos casi exclusivamente en dos exigentes subidas. Algo tenía que tener esta prueba para que tanto dorsal se agotara tan rápido. Para las 12.30 horas ya disponía de seis razones para saberlo a ciencia cierta.
Excelente organización Desde el momento en que llegué con mi coche particular a Lezo hasta la hora de marchar de allí. Nada más llegar un voluntario me indicó perfectamente dónde podía dejar mi coche a escasos 200 metros de la salida. Una vez aparcado unas señales me llevaron hasta la plaza donde se concentraba todo, salida, meta, recogida de dorsal, podio, exposición de SOS Himalaya? Además, estaba repleto de voluntarios a quien poder preguntar en caso de duda. Recogido el dorsal el poder dejar la bolsa en la consigna para recoger más tarde. Perfectamente señalizados los cruces con más de una persona marcándolos para evitar errores de trazado. Avituallamientos generosos, ni que decir del de meta. Incluso hubo un avituallamiento extra antes de la subida al Jaizkibel, que agradecimos todos los participantes debido a las temperaturas impropias de estas fechas. Todo perfectamente coordinado, como si de una maquinaria perfectamente engrasada se tratara.
El entorno Tener la suerte de correr en el monte tan cerca del mar, es algo que no se da en muchos lugares. Las vistas de la costa desde las laderas de los montes, con Hondarribia al fondo, las Peñas de Aia, el Larrun, el puerto de Pasajes?, son impresionantes. Merece la pena pararse, lo hicimos o yo por lo menos lo hice en varias ocasiones, para poder apreciarlo tranquilamente. Es cierto que tuvimos la suerte que nos saliera un día espectacular en cuanto a lo climatológico con los cielos despejados y sin rastro de esa molesta niebla presente muchas veces en este tipo de terrenos a primeras horas de la mañana. Lo único que se podía mejorar es quitar un poco de viento de la parte alta del Jaizkibel y bajar un poco la temperatura en alguna subida que nos daba el sol de espaldas, pero eso es algo que por ahora la organización no controla. Solo por ahora.
La gente y el ambiente Ya lo comentaba en la previa que mis experiencias en las carreras que había corrido hasta la fecha en tierra guipuzcoanas habían sido más que buenas. Pues otra excelente impresión que llevo para casa. Pocos lugares estaban sin gente animando, quizás alguna pista un poco más a desmano, usada para unir partes más atractivas del recorrido. El resto desde la salida con el pueblo lleno de gente aplaudiendo en los momentos previos e iniciales de la prueba, daba igual que fueras el primero que el ultimo, como fue mi caso, otra carrera más que empiezo detrás. Casi toda la primera subida sobre todo en la parte final también llena de público ayudando con sus vítores a que esta fuera menos dura. Una sorpresa fue el grupo de txistularis en la cima de Munttar, no solo en el primer paso por allí en el tercer kilómetro sino una hora después en otro paso por la misma zona. Ya era el kilómetro 10 y allí seguían y, por supuesto, tocando. Todo un lujo. El remate además de en meta, donde viendo como estaba la salida ya hacía presagiar el mismo o mayor ambiente, fue en la subida del cortafuegos entre los kilómetros seis y siete. Desde abajo gente animando, durante gente animando, al final más gente animando. Casi se podía decir que subías fácil. Ayuda en pasos difíciles, alguno ofreciéndote agua aparte de los avituallamientos. Sin palabras.
El recorrido No soy un gran amante de este tipo de carreras, ya que para mi forma de correr son un poco cortas, a mí me van las carreras largas. Tengo un motor más diésel que gasolina. Pero la verdad es que no hay ni un tramo mal elegido. Sales de la plaza y para evitar tramos estrechos donde se forme un tapón, das una pequeña vuelta por asfalto mientras recorres el pueblo en dirección a su parte más alta con dirección monte. No es lo ideal, pero se agradece ya que te llevas el calor de la gente animando, así como, ya lo he contado muchas veces, para los que no calentamos en la previa de la prueba, nos sirve para poner las piernas a punto. Subidas duras pero muy bonitas. Senderos estrechos con mucho encanto en lugar de pista amplias aburridas. El tramo desde coronar el Jaizkibel hasta el tercer avituallamiento es sin más excepcional. Todo el rato en bajada, con alguna zona técnica, la cual al estar el terreno seco permitía bajar rápido y arriesgando un poco. Aquí disfrute mucho, no recordaba bajar tan rápido hace tiempo. De regalo, aunque no podías permitirte el lujo de mirar mucho por las piedras, estaba el azul del mar Cantábrico. Para finalizar un paso por diversos torreones, lo cuales ibas uniendo uno a uno para llegar al final. Esta deparaba una sorpresa en forma de senderito que faldeaba el monte justo encima de Lezo antes de comenzar el tramo final de la carrera. Por ultimo destacar la llegada por la calle central del pueblo, lo que hacía de la llegada un homenaje a cada participante de la prueba.
Participación en la prueba Ya desde la salida me coloqué en la parte final de la misma. Tenía idea de ir un poco más atrás de lo que suelo acostumbrar para captar el sentir de esa gente. Compartí los primeros kilómetros con tres chicos de Hondarribia, Xabier, Ander y Juan Miguel. Salían tranquilos regulando, yendo poco a poco. Se notaba que eran de la zona ya que conocían, dos de ellos sobre todo los entresijos de la prueba. Aprovechaban cada momento para ocuparse de su compañero menos ducho en estos lares. Insuflándole ánimos, diciéndole lo que quedaba de subida, donde podía reponer fuerzas. Todo un trabajo en equipo. Así paso la primera parte de la carrera, la subida a Munttar. Muy dura no por larga, sino por no tener ni un momento de respiro, salvo dos pequeños rellanos. Luego estaba el agravante de que era justo al iniciar. Como para no calentar las piernas. Una vez arriba ya con la primera parada a tomar fotografías, me pasaron y aunque su ritmo quizás era un poco inferior al mío no pude darles caza en ningún momento. Lo cierto es que me daba lo mismo la posición en carrera y no me iba a poner a adelantar en sitios estrechos. Acometí la bajada de forma muy tranquila, pasando ahora sí algunas posiciones no por mi velocidad en sí, sino porque la gente bajaba quizás con excesiva cautela. Casi al llegar al inicio de la segunda subida pasé a Roberto. No iba nada bien, una pequeña pájara parece que le había hecho bajar bastante el ritmo. Intenté animarle diciéndole que quedaba poco para poder parar a beber agua y que se tomara la subida con tranquilidad. Que cogiera un ritmo y poco a poco hasta arriba. Algo de caso me hizo ya que se repuso y consiguió llegar a meta en casi dos horas diez. Da igual cuánto tardase, lo importante es que le dio la vuelta a ese mal momento y no se vino abajo. Zorionak Roberto. Afronte esa segunda subida con Aitana y Xabier. Naturales de Anoeta esta pareja hizo una excelente gestión del esfuerzo de esa dura subida. Sin cebarse con el ritmo iban avanzando metros hasta conseguir llegar arriba bastante cómodos. Comentábamos lo del calor que se hacía notar en nuestras espaldas, así como las excelentes vistas que teníamos mientras trepábamos buscando las antenas del monte, buscando la parte alta de la carrera. En la bajada, a pesar de que me volvió a pasar bastante gente al volver a parar para tomar más instantáneas, me encontré muy bien y adelante a bastante gente, así como a mis compañeros de subida. Tanto Aitana como Xabier llegaron a meta bajando de las dos horas. Zorionak a ellos también. En esa bajada, la cual hice rápido tuve la suerte de contar con la ayuda de una tolosarra. Nerea me marcó un excelente ritmo de bajada hasta casi la misma línea de llegada. Justo al final en las últimas rampas antes del pueblo bajé un poco el ritmo y me dejé pasar ya que yo iba ligeramente más rápido. Escasos minutos más tarde de mi entrada en meta, hacia ella la suya. Zorionak a Nerea y gracias por hacerme de liebre en la parte final de la prueba.
Cuidado a los corredores Todos y cada uno de los que no acercamos en la mañana del pasado domingo a Lezo no sentimos importantes y cuidados por todos y cada uno de los responsables que se encontraban allí. Pasando por la sonrisa de las chicas que se encontraban dando el dorsal, extensible a la gente de consigna y avituallamientos varios. Mención especial a Xabi, el speaker de la carrera, entrevistando tanto a los favoritos de la carrera, como a los que simplemente íbamos a disfrutarla e intentar hacerla lo más dignamente posible. También tuvo palabras con las empresas colaboradoras que allí se encontraban. Dando ánimos y dando información al minuto de todo lo relacionado con la carrera. Y como no dando voz a esa impresionante y emocionante entrega de premios. Allí pude ver gestos tan generosos como la cesión de su premio de primer corredor local por parte de Ander Iñarra a su hermano Eneko, la humildad de toda una campeona de España al posar en el podio mixto y ceder su posición mas alta a otros participantes. También mencionar, como no, el homenaje que le hizo todo el pueblo a su subcampeona del mundo de balonmano, Maitane Etxeberria, con aurresku de honor y trofeo con un bertso grabado para ella.
Sorteos y fin de carrera Lo cierto es que no se dejaron a nadie por tener en cuenta, homenajear, multitud de sorteos para todos los participantes y encima se puso la guinda final como colofón por medio del multitudinario hamaiketako al que todos los allí presentes, corredores, familiares y público en general estábamos invitados. En fin, que todo el mundo se sintiera importante.
Se me ha notado bastante que esta carrera me ha robado el corazón, me ha encantado poder formar parte de ella y sobre todo tener la oportunidad de contarlo en estas líneas. Tengo claro que volveré y por supuesto que la recomiendo a todo el mundo, gente más rápida, más lenta, corredores experimentados, corredores noveles. Se trata de una excelente forma de iniciarse en este mundo. No hay tiempo de corte en meta, eso ayuda mucho, al no tener la presión de contar con un tiempo límite para terminarla.
La siguiente parada de esta sección será en breve, en diez días estaremos en Álava, de nuevo, para contar la Martxa de montaña de Artziniega el domingo 1 de marzo.