Urduliz - El frontón Iparralde de Urduliz ha formado parte de la anatomía del Campeonato de Parejas desde 2003. A partir de esa campaña, el municipio vizcaino no se olvida de la cita más importante del curso pelotazale, acogiendo de forma ininterrumpida un encuentro por temporada, generalmente del tramo final del torneo. 18 años. Toda una vida. El Parejas en Urduliz ya es mayor de edad. Tres de los cuatro manistas que actúan mañana como estelaristas -Joseba Ezkurdia, Julen Martija y Jon Ander Albisu- conocen lo que es participar en el campeonato en el emplazamiento de Uribe Kosta. Unai Laso no. De hecho, los de Aspe, a los que les basta una única victoria para situarse de forma matemática en la segunda plaza de la clasificación, lo que evita el peaje del play-off, jamás han vencido en el Iparralde en un encuentro del Parejas. Ezkurdia ha jugado sin suerte tres campañas seguidas (2013, 2014 y 2015), dos con Zabaleta y una con Zubieta. De hecho, Jon Ander Albisu, junto a Pablo Berasaluze, fue su verdugo en su primer compromiso en la cancha vizcaina (22-13). Martija, por su parte, disputó el estelar de 2018 junto a Altuna III y cayeron ante Elezkano II y Rezusta (22-12). "He jugado alguna vez, pero no me acuerdo muy bien de la cancha", revela el de Etxeberri.
Lo que está claro es que el compromiso ante Laso y Albisu tiene el aroma de los choques clave. A los de Sakana les basta con un punto en las dos jornadas que restan para certificar la segunda plaza. Quieren hacerlo ya. "Lo tenemos encarrilado, pero hay que rematar la faena. No podemos confiarnos", determina Ezkurdia, que no pretende dejar los deberes para otro día. "Tenemos dos oportunidades, pero si lo logramos ya, podremos preparar con más tranquilidad la liguilla de semifinales. Jugársela en la última jornada genera mucha tensión", desbroza el campeón del Cuatro y Medio. "No quedar segundos sería una faena, pero sabemos que existe esa posibilidad", sostiene el de Arbizu, quien agrega que "cuando se presentó el Parejas ya hubiéramos firmado estar en esta situación".
Ninguno de los protagonistas de Aspe es nuevo en ese escenario. Ni siquiera Martija. El curso pasado entró en semifinales con Altuna III "de milagro". "A mitad de partido suelo notar nervios por la situación, pero trato de mantenerme tranquilo", ratifica el zaguero. La tensión existe. "Muchas veces, cuando estás tan cerca tienes más presión. Tenemos que centrarnos en intentar jugar como en las últimas jornadas y hacer un buen partido", agrega Martija, que está en un gran momento. La inercia es positiva. Llevan tres victorias seguidas.
En el bando contrario, aunque Laso y Albisu disponen de opciones matemáticas de alcanzar la segunda plaza, su objetivo es "recuperar confianza". "La meta es jugar a gusto", admite el delantero navarro.