vitoria - Patrón del inolvidable grupo que alcanzó los mayores éxitos -muchos de cuyos récords todavía permanecen vigentes- de la casi centenaria historia del Glorioso, Mané es una voz más que autorizada para diseccionar a la escuadra que, contra todo pronóstico, sueña con reeditar aquellos momentos de gloria. Más todavía teniendo en cuenta que en el horizonte inmediato aparece el derbi contra el Athletic de Bilbao con el que el combinado de Abelardo pondrá punto final a su brillante trayectoria en el coliseo del Paseo de Cervantes en este 2018. Una cita a la que ninguno de los protagonistas llega con el papel que tenía previamente asignado y que el técnico de Balmaseda observa con la prudencia de quien sabe que un choque de este tipo puede deparar cualquier cosa. Bastantes menos dudas tiene, sin embargo, sobre la solvencia de un Glorioso al que ve al final de curso por un billete de regreso a Europa. Hace unos días Mané participó, junto a otros deportistas ilustres, en una charla del Foro Ético y precisamente sobre la no siempre sencilla relación entre ética y fútbol de élite arranca esta conversación.
¿Hay espacio para la ética en el fútbol profesional?
-Hay sitio. Es cierto que es más difícil, más contradictorio, en un espacio tan mercatilizado como el mundo profesional pero sí que hay espacio. Si uno está educado en valores éticos y deportivos lógicamente cada vez que tenga que tomar una decisión lo va a hacer desde esa óptica pero es verdad que no resulta sencillo.
¿Se plantean mucha situaciones de este tipo en un puesto de máxima responsabilidad como es el de entrenador?
-Sin duda. Primero para ser coherente tienes que ser o al menos intentar ser -desde tu punto de vista- justo con el trabajo de tus hombres. Tienes que tener la ética, la deportividad, dentro de las reglas del juego. Eso ya es un poco más difícil, porque de lo que se trata es de sacar beneficio de la debilidad del adversario. El juego se basa en eso. No solo en el talento ni en decirle al contrario cómo vas a jugar, quién la va a jugar y qué es lo que vas a hacer sino que el engaño y la finta dentro del fútbol está presente en primera línea. Por lo tanto, ese aspecto del juego tampoco induce mucho... Luego los valores de moral en cuanto a no jugar con el riesgo físico de los deportistas, en el respeto arbitral siempre y cuando te lo tengan a ti. Dónde empieza y dónde acaba el respeto de uno y otro. También lo que respecta al documento contractual firmado con el club, quién lo respeta, quién no y en qué términos... En los espacios formativos... Pero ya la propia competición es informal en eso. Porque si fuese muy ético no podrían jugar unos muy buenos con otros muy malos, muy malos. No tendría que haber estas diferencias en las mismas competiciones. No puede tener el primero 700 millones y el último 45 millones. Es manifiestamente claro que no es ético.
¿Dentro de un grupo tan cerrado y especial como es un vestuario profesional hay un código ético diferente, propio?
-Hay vestuarios y vestuarios, clubes y clubes. Unos se rigen por unas normas y otros por otras. No todos son iguales. El espíritu del equipo y la obligación de sus objetivos marcan bastante porque no se pueden poner objetivos imposibles a un determinado nivel de plantilla o, a la inversa, a un determinado nivel de plantilla exigirle poco. Las expectativas van a marcar un poco si están bien baremizadas y si estás obrando bien o mal. En definitiva es una sucesión de capítulos y decisiones para lo que lo mejor es estar formado para poder hacerlo bien.
¿Ha evolucionado esto a lo largo de los años al aumentar la recompensa al alcance de los profesionales?
-Desde el punto de vista del entrenador, que es de lo que puedo hablar, antes era dueño y señor, mánager, de todas las decisiones deportivas. Ahora en muchos equipos es un señor con chándal. Esa es la gran diferencia.
Volviendo a la actualidad. ¿Le ha sorprendido la trayectoria del Alavés esta campaña?
-La verdad es que no. Creo que ya el año pasado se vio en la segunda parte de la temporada la conformación de un grupo muy sólido, con margen de mejora todavía y con una credibilidad en el juego muy grande. Y desde entonces no ha habido altibajos grandes. Pensaba que quizás la marcha del delantero centro se iba a dejar notar pero se ha suplido muy bien, la plantilla está muy equilibrada y el juego que está mostrando es de un equipo muy serio, con unos pilares muy sólidos.
¿Qué tres cosas de este Alavés querría para un equipo suyo?
-Podemos hablar de que es un equipo que las funciones defensivas las hace muy bien, los despliegues y repliegues muy rápidos y muy juntos. El balón parado es fenomenal, el contraataque es muy bueno... Esto quiere decir que no tiene digamos deficiencias graves en el juego sino más bien todo lo contrario. Tiene muy buena nota en casi todas las particularidades del juego.
¿Si se enfrentara al ‘Glorioso’ el próximo fin de semana estaría tranquilo?
-Seguro que no, seguro que no. Ahora, también depende del equipo con el que jugara contra él (risas). Pero nunca tranquilo.
Estamos en diciembre y la liga acaba en mayo. ¿El sueño puede durar hasta entonces?
-Sin duda. El equipo no tiene ninguna anomalía que se vea que pueda ocurrir algo. Es verdad que en el fútbol pueden suceder miles de cosas pero, si no hay lesiones, nada me induce a pensar que vaya a bajar la guardia. Todo lo contrario. Creo que va a mantener el tipo y luchará seguramente no solo por evitar el descenso sino por estar arriba y entrar en Europa.
¿Es momento de dejar de hablar ya de la permanencia?
-Yo no lo haría. Creo que el mensaje está bastante bien regulado, tanto el entrenador como los futbolistas están en esa armonía y lo que te ha traído hasta aquí es justo lo que hay que hacer para seguir superándote. Malo sería que una vez conseguido el objetivo te quedes parado en él.
El Alavés cuenta ahora mismo con 24 puntos en su casillero y faltan cuatro jornadas para concluir la primera vuelta. El récord de puntos en ese periodo es del equipo que usted dirigía en la temporada 2001-02 con 30...
-Bueno, ojalá lo supere. Es verdad que el calendario que tiene por delante es complicadillo, pero como para todos. Yo entiendo que el Alavés no debe tener miedo a ese tipo de cosas, puede igualar o superar perfectamente esa cifra.
Hablaba del margen de mejora que se le veía al equipo desde el curso pasado. ¿Percibe también ese mismo margen de mejora en el club a corto y medio plazo?
-Eso ya no lo sé. Porque gestionar un club no es fácil, hay que ser equilibrado en casi todos los aspectos. Sí se ve idea de mejorar en cada una de las parcelas del club, pero no es sencillo. Hay un presupuesto, una determinada forma de administrarse, hay que ver lo que se pueden gastar en plantilla y lo que no, lo que la directiva puede llegar a pretender hacer en relación a los medios para poder desarrollar su trabajo... y esos números son de la sociedad. Ellos sabrán. Son gestores con mucha experiencia y eso es una garantía.
Aunque es la propia Liga la que decide cuánto puede gastar cada club...
-Sí, pero todos sabemos que hay operaciones que salvan eso. Es verdad que por lo menos tienes la raya roja que te marca para que no cometas errores pero es evidente que existe el doping financiero que de vez en cuando sale a la luz. En cualquier caso, pienso que aquí hay garantías de hacer las cosas bien. Al frente está un grupo que lleva dirigiendo clubes treinta años, se le ha dado la oportunidad de gestionar un equipo de fútbol y lo está haciendo francamente bien. Yo tendría mucha confianza.