El deportista vive en una continua ola y contra ola. Vive rodeado de euforias, decepciones, victorias, fracasos... Nutrientes en un plan de negocio diseñado para luchar por el objetivo. Objetivos hay muchos y diversos, pero cuanto más a largo plazo sean, más complicada es la ingeniería que se ha de poner en práctica. Dicen los mentideros que para algunos, el proyecto del vecino comenzó con Kevin Roldán; para Iván, en cambio, llegó abortando su foto con la puerta de Brandeburgo en 2015. Un calvario que sólo con su soporte psicológico ha sido capaz de enderezar. Trabajo diario tanto en solitario como acompañado, un trabajo siempre a la sombra y casi nunca valorado. Hamburgo ha cogido el testigo de Berlín. Todo a una carta, blanco o negro, par o impar. La suerte estaba echada y sólo era cuestión de escenificar lo que durante tantos kilómetros y desgaste de zapatillas se había ensayado. El maratón es una tortura consentida, una muerte a plazos, disciplina de fondo como la vida misma... Desde antes de ayer, el hematoma óseo, la citomegalovirus y el resto de traspiés solo son ya mera anécdota. Iván, es hora de valorar lo conseguido el domingo y esperar el curso natural de los acontecimientos. Dese aquí, y por enésima vez, Zorionak tanto para ti como para el resto de tu grupo de ejecución. De la parte animación, tranquilo, que nos seguimos.