vitoria - Durante las décadas de los ochenta y los noventa, se convirtió en una de las grandes referencias del fútbol mundial. Pese a actuar como defensa y, por lo tanto, carecer del brillo extra que siempre rodea a los goleadores, conseguía que los focos también se dirigieran hacia él habitualmente. Guapo, con buena planta y su característico pelo rubio ondeando al viento cada una de las muchas veces que recorría la banda izquierda, Andreas Brehme era el retrato perfecto de un triunfador. Más aún cuando, en el Mundial de Italia’ 90, fue el autor del gol (al transformar un penalti injusto) que dio la victoria a Alemania en la inolvidable final ante Argentina.
Con una trayectoria de más de veinte años como profesional -jalonada con nada menos que 86 internacionalidades- y unos cuantos más de entrenador en los banquillos, el tres bávaro parecía destinado a disfrutar de una madurez dorada disfrutando de lo mucho que el fútbol le había entregado. Sin embargo, de sobra es conocido que no todos los cuentos acaban bien y, desgraciadamente, Brehme ha pasado a engrosar el concurrido club de los deportistas malditos.
La inesperada noticia era desvelada estos días por los medios de comunicación alemanes, que presentaban en sus primeras páginas el ocaso de uno de sus jugadores más ilustres. Dieciséis años después de disputar su último partido oficial (con el Kaiserslautern en 1998), el antiguo lateral zurdo está arruinado. Todo el patrimonio acumulado durante sus años de vino y rosas ha desaparecido y se encuentra en la bancarrota. Pero lo peor, podría estar por llegar. Porque el exjugador está a punto de perder la casa -única posesión de cierto valor que le queda- y, además, debe la friolera de 200.000 euros a unos prestamistas privados a los que ya ha comunicado que no puede satisfacer la deuda. Un panorama sin duda desolador para quien lo tuvo todo a su alcance hace no demasiado.
Por incomprensible que pueda parecer para el común de los mortales, lo cierto es que casos como este en el que deportistas de élite dilapidan sus fortunas tras colgar las botas hasta quedarse poco menos que en la calle son bastante frecuentes en casi todas las disciplinas. Al menos, en el caso de Andreas Brehme le queda una pequeña rendija para la esperanza, la solidaridad de los que fueron sus compañeros.
Y es que, nada más saltar la noticia, probablemente la figura más influyente del fútbol alemán, Franz Beckenbauer, lanzó un mensaje de apoyo. “Tenemos la responsabilidad de ayudar a Andreas. Él hizo mucho por el fútbol alemán, le dio un título y ahora es el turno de devolverle todo aquello. Quizás podamos crear un fondo para proteger a esos jugadores que tienen problemas”, propuso el Kaiser.
peculiar oferta de trabajo El primero en recoger el guante del presidente de honor del Bayern de Múnich ha sido Oliver Straube. Se trata también de un exfutbolista -aunque de un perfil muy inferior al de los otros dos (jugó cuatro temporadas en la Bundesliga )- que ha ofrecido su ayuda aunque, probablemente, no de la manera que Brehme y Beckenbauer esperaban. “Estamos dispuestos a emplearlo como ayudante en nuestra empresa. Allí se enterará de lo que es trabajar de verdad, haciendo el aseo de los sanitarios e inodoros. Eso le servirá para enterarse de cómo es la vida y mejorar su imagen”, anunció Straube, que tras colgar las botas ha llegado al éxito como empresario creando una firma que se dedica a la limpieza de canalizaciones, sanitarios e inodoros.
Ahora, y nunca mejor dicho, la pelota está en el alero de Andreas Brehme. En su mano está hacer lo posible para reconducir su errática existencia actual -aún a costa de verse en la inesperada tesitura de tener que trabajar como limpiador- o seguir descendiendo a los infiernos como otros ilustres. El partido más importante de su vida está a punto de comenzar y se trata de una final para la que no existirá revancha posible.
Del todo a la nada. 18 años como futbolista profesional más varios más como entrenador, campeón del Mundo, tres Mundiales disputados y 86 internacionalidades. Pese a este balance, Andreas Brehme está arruinado.
Más casos. Allen Iverson en la NBA, el extenista Andrés Gimeno, los futbolistas George Best, Gascoigne o Juanele, entre otros muchos, han pasado por situaciones similares.