Hola soy Jorge Mendes, el hombre que nunca pierde”. La frase es una locución imaginada, una tarjeta de presentación inventada, pura fábula, pero tal vez ese acto de fantasía se aproxime mejor que cualquier biografía al personaje que domina el mercado del fútbol, donde los jugadores cotizan al modo en el que lo hacen los valores de bolsa. El fútbol, más que nunca, idolatra el negocio. En ese ecosistema, una selva de césped y pasarela, de fútbol y anuncios, no existe broker más poderoso que Jorge Mendes (Liboa, 1965), que maneja una cartera de clientes tasada en más 550 millones de euros, una colección de cromos repleta de purpurina, un muestrario sin par, absolutamente envidiable si se atiende a los beneficios producidos por sus representados.
El superagente portugués, como se conoce a Mendes en el negocio, está detrás de algunos de los traspasos y fichajes más rutilantes y caros de los últimos tiempos. “Siempre me ha recordado al protagonista de Jerry Maguire, aquel agente que interpreta Tom Cruise y que tiene alma, tiene corazón”, reconocía el expresidente del Barcelona, Joan Laporta, en el documental que narra a modo de hagiografía la vida y milagros de Jorge Mendes, un rey midas en Portugal, el mejor agente FIFA de la galaxia (Premio Globe Soccer cuatro años consecutivos). No obstante, cabe recordar que la frase fetiche de Jerry Maguire era “show me the money!” (enséñame la pasta).
Se desconoce si el agente portugués la emplea, pero lo cierto es que Mendes, desde su cajón del podio, laureado, convierte en oro todo lo que toca. Este verano, sin ir más lejos, la agencia de Mendes, Gestifute, situó a James Rodríguez, procedente del Mónaco, en el Madrid a cambio de 80 millones de euros, la cifra más alta pagada durante este curso. Semanas después, a modo de una puerta giratoria, el agente sacó a Ángel Di María del club blanco para alistarlo en el Manchester United por unos 75 millones de euros. Si bien esos han sido los movimientos maestros, Mendes también maniobro con destreza con Diego Costa, otra de sus perlas. El atacante hispanobrasileño le costó 38 millones al Chelsea. Mangala, procedente del Oporto y con destino al Manchester City, es otro de los grandes traspasos de Mendes. 40 millones costó la operación. Un verano antes, el negocio lo redondeó con Falcao. El punta colombiano fue fichado por 60 millones de euros por el Mónaco. Falcao, cedido, ha recalado en el Manchester United para el presente curso.
Las mareantes cifras aportadas por sus últimos tratos no alcanzan sin embargo la gran operación que Jorge Mendes realizó hace un lustro, cuando llevó del Manchester United al Real Madrid a Cristiano Ronaldo, la joya de la corona, el mejor pura sangre de su cuadra. Antes, en 2003, Mendes facilitó el fichaje de Cristiano por el United. En Chamartín abonaron 96 millones por hacerse con los servicios del portugués, el buque insignia de la entidad blanca, donde también desembarcaron Pepe, Coentrao, Ricardo Carvalho o Mourinho. Los dos primeros costaron 30 millones cada uno al Real Madrid. Carvalho, ya veterano, le salió por 8 millones a la entidad de Concha Espina. Años antes, el central había sido traspasado del Oporto al Chelsea por la friolera de 30 millones. Al Madrid tampoco le salió gratis la incorporación de José Mourinho. Tuvo que desembolsar 8 millones para ficharlo del Inter de Milán. De ese mar de millones, se calcula que la empresa de Mendes se embolsa entre el 5 y el 10% por cada operación que ejecuta.
el chico del videoclub El imperio de Jorge Mendes, futbolista mediocre, excepcional agente, comenzó entre películas de VHS. Joven emprendedor, Mendes gestionaba una cadena de videoclubs, negocio que dejó antes de que las cintas se quedaran obsoletas y le enredaran el futuro de mala manera. Atento a lo que se movía alrededor de él en Viana de Castelo, una localidad costera, Mendes decidió invertir en la hostelería, otro foco de posibles ganancias. DJ ocasional, regentó una discoteca, de nombre Alfandega. Despierto, todos destacan de él su impagable olfato para los negocios, se anticipó al declive del local y lo traspasó. Inquieto, con el espíritu que acompaña a los self made man (hombres hechos a sí mismos), se aventuró en el fútbol, una de sus pasiones. Sabedor de que no podría ganarse la vida como futbolista, fue rechazado por los equipos en los que probó suerte pateando la pelota, se cosió al negocio del fútbol desde los aledaños, desde las vallas de publicidad que festoneaban el campo del Lanheses. Acordó con el club la gestión y explotación del vallado. Fue la cuña para adentrarse en el proceloso mundo del fútbol, en el que ahora camina con paso firme y sin necesidad de un lazarillo aunque la luz esté apagada.
En su viaje iniciático palpando las paredes del fútbol, convenció a Nuno, al que llegó por los retrueques del fútbol, un microcosmos. El portero luso, que después recaló en el Deportivo del prefijo Súper, fue su primer cliente. El arquero apenas jugó en aquel equipo que maravilló al fútbol y volteó la jerarquía de la Liga. Pero era amigo de Mendes y Jorge no abandona a los suyos. Sus representados son parte de su familia. El agente se desvive por ellos. Hoy, Nuno es el entrenador del Valencia, club al que ha accedido el agente en una operación patrocinada por el millonario Peter Lim. Entre esas dos ciudades, entre A Coruña y Valencia, entre el Nuno portero y el Nuno técnico, se resume su emporio.
Es difícil establecer cuál es el factor que determina el desorbitante éxito de Jorge Mendes. Nadie le niega su enorme capacidad de trabajo, -vive pegado a su móvil (realmente maneja tres para no quedarse sin batería y poder atender a sus clientes)- ni su absoluta disposición a obtener los mejores contratos para sus jugadores. Mendes cuida a su futbolistas con diligencia. Además, cuentan los que han tenido trato con él que es un representante con las ideas muy claras, que va de frente en las negociaciones y que tiene don de gentes. Quienes conocen su forma de trabajar dicen que se gana a sus interlocutores y eso en el planeta fútbol, tan vanidoso, tan pagado de sí mismo, donde regalar los oídos tal vez sea la forma de comunicación más habitual, es un tesoro de incalculable valor.
Jorge Mendes es el monarca del fútbol-mercado. Hasta este verano, su empresa, radicada en Oporto, ha movido casi 700 millones de euros en traspasos (unos 150 cada verano desde hace un lustro). Esa cifra equivale al 0,4% del PIB de Portugal. Oporto, Chelsea, Real Madrid y Atlético de Madrid son sus principales fuentes de ingresos. Pero Mendes, infatigable, negocia sin fronteras. Recientemente, el superagente se ha aliado junto a Peter Canyon, exdirector ejecutivo del Chelsea, otro personaje tremendamente relevante, sobre todo en el negocio del fútbol inglés, para crear Quality Sports Investments, un fondo de inversión -otra de las fórmulas que se emplean para la compra y venta de futbolistas- con domicilio en la Isla de Jersey (un paraíso fiscal). No obstante, Jorge Mendes, refractario a los focos y a la notoriedad pública, aseguró que ninguno de los futbolista a los que da cobertura en Gestifute están en Quality Sports.
compra barato, vende caro Cada vez más afamado, más poderoso, la metodología de Mendes, una personalidad que trasciende al clásico representante de futbolistas, se fundamenta en comprar barato y vender caro, muy caro. Es su modus operandi y lo domina mejor que nadie. Su modelo enraíza con el de los viejos tratantes. Conocedor del mercado como pocos, con muchos y buenos contactos, -Gestifute está compuesta por 40 empleados-, Mendes echa el ojo a los cracks del futuro, principalmente, en el banco futbolístico de Sudamérica y los seduce para que sean representados por su empresa. El siguiente paso es sacarles brillo, mostrarlos en Europa, iluminarlos en el escaparate más rutilante del fútbol, donde se posan las miradas de los clubes más acaudalados y poderosos. La puerta de entrada del surtido de futbolistas la realiza Mendes vía Portugal. Es en los equipos de su país natal donde los futbolistas pasan su periodo de prácticas. Allí hacen la mili. Es el Cabo Cañaveral de sus clientes. La rampa de despegue.
La liga portuguesa, suficientemente competitiva, pero justa de dinero frente a los colosos europeos, es el hábitat ideal para el tránsito. Repleta de clubes exportadores, el torneo luso es el banco de pruebas ideal en el que baquetear a los futbolistas que vienen de competiciones menores y que pretenden un salto cualitativo en sus carreras. La liga Sagres es territorio Mendes. Un apeadero en el recorrido más que el destino de los futbolistas que sueñas con cotas mayores. Si la apuesta sale bien y los jugadores despuntan en el campeonato portugués, cuyos principales equipos se asoman con asiduidad a las competiciones europeas, los grandes clubes del Viejo Continente, donde el dinero no es precisamente el mayor problema, no tardan en ponerse en contacto con Jorge Mendes para cerrar el negocio del traspaso. Cristiano Ronaldo, la piedra angular del proyecto Mendes, pasó del Sporting de Portugal al Manchester. Carvalho lo hizo del Oporto al Chelsea, al igual que Mourinho, su entrenador estrella. Falcao también despegó desde el Oporto para recalar en el Atlético. La historia, con unos u otros protagonistas, se repite. Cambian los actores, pero Mendes permanece. Siempre está ahí, alimentando de estrellas su galaxia, la de el hombre que nunca pierde.
El caso Falcao. “Si llego a traer a Falcao, me tengo que ir y tengo que poner de presidente a Mendes”, aseguran en La Cope que dijo Florentino Pérez, presidente del Real Madrid después de hacerse con los servicios de Chicharito a modo de cesión. Se rumorea que Mendes quería colocar a Falcao para obligar al Madrid a comprarlo cuando acabara el curso y realizar así una operación de 70 millones.
La crítica de Cristiano. Tras la debacle del Real Madrid en Anoeta, Cristiano insinuó que él no haría las cosas como el presidente en cuestión de fichajes. Muchos creen que tras esa crítica velada estaba el consejo de Mendes.
1. Cristiano Ronaldo (Man. United-R. Madrid): 96 millones €
2. James Rodríguez (Mónaco-R. Madrid): 80 millones €
3. Ángel Di María (R. Madrid-Man. United): 75 millones €
4. Radamel Falcao (Atlético-Mónaco): 60 millones €
5. James Rodríguez (Oporto-Mónaco): 45 millones €
6. Radamel Falcao (Oporto-Atlético): 40 millones €
7. Eliaquim Mangala (Oporto-Man. City): 40 millones €
8. Diego Costa (Atlético-Chelsea): 38 millones €
9. Anderson (Oporto-Man.United): 31,5 millones €
10. Pepe (Oporto-Real Madrid): 30 millones €
11. Danny (Dynamo de Moscú-Zenit): 30 millones €
12. Coentrao (Benfica-Real Madrid): 30 millones €
13. Ricardo Carvalho (Oporto-Chelsea): 30 millones €
14. Quaresma (Oporto-Inter de Milán): 27,7 millones €
15. Carlos Vela (Arsenal-Real Sociedad): 11,5 millones €
La cifra. Mendes se lleva entre el 5 y el 10% por cada traspaso.