Vitoria. La vida de Eli Pinedo gira en torno al balonmano, pero no le ha faltado tiempo para estudiar pensando en un futuro en el que todavía no se le pasa por la cabeza seguir los pasos de su melliza Patricia y colgar las botas para abandonar una vida nómada que a cada vuelta de hoja depara nuevas experiencias. Al máximo nivel de clubes en España conquistando títulos sin parar con el Bera Bera, con presencia en la Champions con el club guipuzcoano e inamovible en las convocatorias de la selección, la extremo izquierdo de Amurrio es una de las figuras del momento en el panorama del balonmano femenino y su voz y su rostro en los medios se han convertido en habituales en los últimos tiempos. Pero en estas líneas, su deporte es tabú.
¿Qué quería ser de mayor?
Yo les decía a mis padres que quería estudiar Turismo para ser turista y viajar mucho. Como no tenía muy claro qué era eso...
Pues de eso de viajar sabe un rato.
¡Pero si solo vemos aeropuertos, hoteles y pabellones! La gente se piensa que eso de viajar con el equipo por ahí es muy bonito, pero no te da tiempo a nada. Y luego están los retrasos, los viajes interminables, los hoteles con cucarachas... Nos ha tocado de todo. La verdad es que echas de menos estar un par de días seguidos en casa porque mi rutina se ha convertido en hacer y deshacer maletas. Un día estás en Oslo, otro en Copenhague, otro en casa. Amanezco donde toque y llega un momento en el que ya ni sabes dónde estás.
Habrá aprendido a dormir casi en cualquier sitio.
Uno de los mejores es el autobús-litera. Es un gran avance. Tienes tus sabanitas, tu almohadita... Es muy cómodo, sobre todo si lo comparas con uno de los normales en los que te destrozas las rodillas. En los autobuses-litera llegas a las siete de la mañana y no tienes ganas de despertarte porque te da mucha pereza. ¡Te quedarías ahí dos o tres horas más tan a gusto!
¿Qué es un aeropuerto para usted?
Un horror. Y encima casi siempre van con retraso, tienes que estar para arriba y para abajo dando vueltas, luego están los controles... Un año nos anularon un vuelo y no pudimos casi ni llegar para celebrar la Nochebuena
En el de Frankfurt se da la mayor concentración de deportistas por metro cuadrado.
Es un aeropuerto que si se puede evitar, se evita.
¿Y qué le dice la palabra hotel?
Rutina. Desayunas, comes, cenas y duermes. Y, fuera de eso, entrenar y jugar. Encima nos ha tocado de todo. Hemos estado en algunos de cinco estrellas con su spa y todos esos lujos, pero en otros hemos tenido que cazar cucarachas.
Y lo de compartir habitación, ¿cómo lo lleva?
Bien, bien. Ahora en el equipo me toca con Matxalen Ziarsolo y antes era con Eider Rubio, que se ha retirado este año. Nos llevamos bien, nos gustan las mismas cosas y estamos a gusto. A veces, incluso, además de compartir habitación nos toca compartir cama porque en algunos hoteles no hay individuales, pero son de esas tan grandes que ni te enteras.
Pero en las concentraciones largas algo habrá más allá de entrenar y descansar.
En Brasil organizamos una cena y yo creo que fue la clave para conseguir medalla porque hicimos mucho grupo. Igual tenemos que instaurar esas cenitas como algo oficial en todas las concentraciones. Yo siempre he sido defensora de eso que en el rugby llaman el tercer tiempo. Unas cañitas siempre vienen bien para unirte.
Ha ganado muchos títulos a lo largo de su carrera, pero sin duda el más llamativo es ese que le pusieron de Miss Euskadi.
¡Qué vergüenza! Fue en un partido contra el Kukullaga en Etxeberri. "¡Miss Euskadi, deja de protestar!". Todo el público se quedó callado y yo me puse roja como un tomate. No sabía ni donde meterme y les decía a mis compañeras que no mirasen a quien lo había dicho.
Mejor que un insulto...
Hombre, está claro que lo prefiero. Fue peculiar y me dejó más trastocada que cualquier otra cosa. A que te insulten o que te llamen lo que sea parece que ya estás acostumbrada, pero aquello me dio mucho corte y el que lo hizo sí que consiguió descentrarme.
Lo que habrá tenido que aguantar después en el vestuario.
¡Menudo cachondeo! Desde entonces, que si Miss Euskadi para arriba, que si Miss Euskadi para abajo. Dicen que soy la Lee Chun Soo del Bera Bera, pero yo algo más que vender camisetas ya hago.
Estudió Pedagogía, ¿se ve un día rodeada de niños?
Bueno, también puede ser para adultos, pero los niños me encantan. No tengo claro lo que voy a hacer después de esto porque vivo en el día a día. Voy abriendo puertas y la Pedagogía fue una forma de aprender de la vida. Sigo estudiando para dar clase algún día porque me gustan los niños y la inocencia que tienen es guay.
Y de peluquera...
Siempre me ha gustado el tema de la imagen y del pelo, pero no me veo. Es muy duro. Muchas horas, muy esclavo y con un sueldo que tampoco es atractivo.
¿Y cuando le tocó trabajar con las tijeras, el secador y los rulos?
Tuve mucha suerte porque me tocó un sitio muy fashion. No es de esos que tienen revistas del corazón y están llenos de cotillas que solo hablan de los marujeos que ven en televisión. Es un sitio muy chic, de tendencias y con revistas de moda. A las señoras que iban les metí el gusanillo del balonmano y cuando me ven siempre me preguntan qué tal me va.
¿Aplica esos conocimientos?
Sí, con mis compañeras y mis amigas. Me gustan mucho todos los temas del estilismo y la moda y les suelo aconsejar lo que se pueden hacer, lo que les puede quedar bien, les corto el pelo, les peino...
Le gusta tratar el pelo de los demás, pero el suyo...
Me molesta mucho que me lo toquen. Yo por mi pelo mato. No me lo toca nadie. Prefiero que me den un rodillazo antes de que me tiren de los pelos.
Algún tirón habrá sufrido.
Todas tenemos roces, pero me acuerdo de una vez que acabamos enzarzadas en una pelea ahí tiradas en el suelo y tirándonos de los pelos. Parecía una de esas típicas peleas de mujeres, con los arañazos y los tirones del pelo.
¿Y qué le parecen esos deportistas que salen a jugar engominados?
No me parece mal porque soy defensora de la gente que se preocupa por ponerse guapa. Otra cosa es que me gusten sus peinados. Pero yo también me pinto los ojos para los partidos porque para mí son como salir los sábados por la noche y me gusta estar arreglada.
Entonces, le costará mucho tiempo prepararse.
No. Nada. Maquillaje aquí y allá, pero todo muy rápido.
¿Y antes de un partido?
No soy de ir con mucho tiempo porque casi siempre voy preparada y solo tengo que ponerme las zapatillas y las rodilleras. Luego me hago la coleta, que es el complemento más importante. Un vistazo en el espejo y a jugar. Lo de mirarnos al espejo creo que lo hacemos todas.
Pedagoga, peluquera, pregonera, bloguera... Y ahora es una líder en dar visibilidad a otros deportes que no sean el fútbol. Cada vez que le ponen un micrófono lo repite.
No soy antifútbol, pero quiero que me den la oportunidad de ver otras cosas y lucho por la visibilidad de otros deportes que también están ahí. Voy a pelear por lo que creo que es justo y es lo mismo que haríamos todas porque nadie puede estar de acuerdo con lo que pasa ahora. Todo es fútbol. Incluso, dentro del fútbol, casi todo es Barcelona y Real Madrid. Que no me vengan con el tema de las audiencias y de lo que vende porque hemos demostrado que cuando nos han televisado la gente ha visto nuestros partidos. Además, creo que deberíamos hablar de deportistas, no de hombres y de mujeres. En pleno Siglo XXI, eso ya debería estar olvidado. Además, en los Juegos de Londres nosotras conseguimos más medallas que ellos.