villagarcía de arousa. Agosto es un mes intenso en el ciclismo. Se corre la Vuelta, se intuye el Mundial en el horizonte? pero, sobre todo, se agita el mercado, bulle, los telefonazos van de aquí para allá, se suceden los mensajes y corren de mano en mano, o por correo electrónico, que es más moderno, los currículos de los ciclistas que venden sus piernas a los equipos. La Vuelta es el escaparate definitivo. Aquí se cierra todo, o casi. Más allá de mediados de septiembre apenas quedarán dorsales para 2014. Entre los que buscan destino está todo un equipo, Euskaltel, que desaparece. Sus corredores, más de una veintena, han saltado al mercado. Ayer, a Giuseppe Martinelli, director del Astana que lidera la Vuelta con Nibali le preguntaron más por eso que por la carrera. Le mencionaron los dos nombres que suenan para engordar su plantilla el próximo año. Por Landa, que está muy cerca de fichar por el equipo de los kazajos por tres temporadas, y por Nieve, un escalador portentoso, fino, serio, infalible y obediente, un gustazo de corredor que desean varios. Entre ellos Martinelli.
Nieve, Landa, Samuel, Antón, los hermanos Izagirre? Son los que con más claridad ven su futuro. Acabarán todos en un buen equipo. El resto aún anda tocando puertas por si hubiera un hueco para seguir en esto de la bicicleta, pero las opciones no son muchas. Tras la desaparición de Euskaltel el ciclismo estatal es un solar en el que Movistar se queda como único equipo en el World Tour y el Caja Rural, como segunda estructura en importancia. Por eso, al buzón del equipo navarro no paran de llegar mensajes de corredores que les piden un dorsal para la próxima temporada. Como para volverse loco.
No perderá la cabeza el Caja Rural, que dispone de un presupuesto de 2,5 millones de euros -Euskaltel, por ejemplo, tenía este año cerca de 9- y solo desea mantener su estatus de equipo humilde pero sostenible. Soñar, dicen en el conjunto navarro, es gratis para los pobres, pero desear algo que no se puede ser es tan peligroso como querer vivir por encima de las posibilidades. Para sobrevivir es mejor ser fiel a la filosofía actual de contar con corredores con proyección que gocen la libertad de la ausencia de un líder al que estar supeditado toda la temporada y que, por otra parte, sería inaccesible para las arcas del equipo. Es por eso que no se ven capaces en el conjunto navarro de absorber a parte de la plantilla de Euskaltel. A líderes como Nieve, Antón, Samuel y compañía, por lo obvio; a los que estos años han sido sus gregarios, gente experimentada con años de trayectoria, porque llegarían a un equipo sin líder para el que trabajar, sin función; y solo los jóvenes con proyección -citan a Peio Bilbao o a Miguel Mínguez- cabrían en la cuidada filosofía del Caja Rural.
En esa dirección se enmarca la renovación por dos años de Omar Fraile, santurtziarra de 23 años, uno de los ciclistas vasco con más futuro -esta temporada brilló sobre todo en una espectacular Vuelta al País Vasco- que tenía cerrado su fichaje por Euskaltel y su desaparición le dejó sin destino en el World Tour. Caja Rural seguirá encargándose de la formación del vizcaíno hasta que le llegue otra oportunidad de escalar el peldaño que le falta por subir.
Pendiente de la renovación está también Amets Txurruka, aunque el Caja Rural no afrontará esta y otras cuestiones hasta la semana final de la Vuelta y las fechas siguientes.