londres. Gareth Bale es a sus 23 años una de las jóvenes promesas del fútbol británico y, tras asombrar esta temporada en la banda izquierda del Tottenham, también uno de los extremos más codiciados por los grandes clubes europeos. Bale ha seguido una trayectoria inusual para convertirse en una estrella de la Premier. No procede de la cantera del Liverpool, el Arsenal o el Manchester United, pues se formó en el modesto Southampton, ni ha perfeccionado su fútbol en la potente selección de Inglaterra, sino que es uno de los pilares de la humilde Gales.

Su compatriota John Toshack fue uno de los primeros en reconocer su potencial cuando le llamó para el combinado absoluto con tan solo 17 años y le dio la oportunidad de convertirse en el jugador más joven en marcar en partido oficial con Gales. Desde sus primeros años como futbolista, Bale destacó por su afilada visión de juego y la precisión de su bota izquierda, pero también por sus inusuales condiciones físicas, que le permiten recorrer la banda a la velocidad de un atleta.

Esta temporada, cuando parece haber despegado definitivamente a las órdenes de Villas-Boas, Bale ha guiado a los Spurs a través de uno de los años más brillantes que recuerdan los aficionados del norte de Londres. Gracias a los 16 tantos del galés, que le colocan como tercer máximo goleador de la Premier, solo por detrás del uruguayo Luis Suárez y el holandés Robin Van Persie, el Tottenham ha plantado cara a los grandes equipos del torneo y se mantiene tercero, por encima del Chelsea, conjurado para hacerse con uno de los cuatro puestos que dan acceso a la Liga de Campeones.

La visibilidad del atacante en los últimos meses ha hecho que sus representantes hayan recibido llamadas de numerosos clubes de primera línea para interesarse por su situación y ha reavivado el temor en la directiva a que su jugador más valioso cambie de aires antes de que la Liga de Campeones llegue a White Hart Lane por segunda vez en su historia. El pasado curso, el galés firmó un contrato que le liga al club hasta 2016 a cambio de 85.500 euros semanales, si bien el extremo tiene una oferta para doblar ese salario si se queda en el norte de Londres. Levy le fichó con solo 18 años del Southampton en 2007, por 14 millones de euros, y no está dispuesto a dar facilidades para su marcha.