VITORIA. El año 2012 ha comenzado de una forma muy intensa para los hermanos Pou. Los escaladores alaveses fueron en enero a entrenar a Cataluña con un objetivo en sus cabezas, lograr encadenar la vía Nit de Bruixes, descubierta y equipada en 2006 por Jordi Pou, guarda del refugio de Margalef. "A finales de 2010 probé por primera vez esta ruta de cinco estrellas. Después de ese primer intento, decidí que alguna vez en mi vida quería poder subirme por allí", comenta Iker. Comenzó a ensayarla de diciembre de 2010 a febrero de 2011. Pero, cuando estaba muy cerca de conseguir encadenarla, una laja clave a la altura del cuarto seguro se rompió y las posibilidades de hacerla esa temporada se esfumaron. Lograron arreglar la laja pero no había tiempo de volver a intentarlo.

A finales de diciembre, Iker y Eneko sacaron tiempo para volver a Margalef e intentar la vía de nuevo. "Las primeras impresiones fueron un desastre, se me cargaban muchísimo los tendones y apenas podía probarla sin miedo a hacerme daño en alguno de los dedos. Pero a base de intentarlo la suerte cambió, y en apenas dos semanas me veía capaz de poder afrontarla con garantías de nuevo." Así, sin apenas presión, el día menos esperado, Iker Pou conseguía hacerse con la primera ascensión de la soñada Nit de Bruixes, en una jornada de viento y mucho frío.

La ruta consta de 25 metros aproximadamente. "La primera parte es muy desplomada y física, para después dar paso a una parte un poco más vertical y gris de roca perfecta." Casi todos los agarres de la ruta son de uno y dos dedos, muy al estilo de Margalef. "Iker tiene una mano increíble, impresionan sobre todo los dedos, súper fuertes, muy acostumbrados a este tipo de agarres, monodedos y bidedos. Son de lo más agresivo en escalada por tener que sostener todo el cuerpo colgado de un dedo", comenta Eneko. "El monodedo es un agarre totalmente específico en el que es muy difícil sentirse a gusto. Iker se siente muy a gusto en este tipo de agarres, es el número 1", añade Jordi Pou.

sin descanso Iker desglosa la vía en tres partes. "La primera muy física y de presa más positiva, seguida de una sección muy a bloque con dos monodedos seguidos de apenas una falange del dedo. Entre las dos primeras secciones no hay reposo entre ellas, y se convierte en un gran problema de fuerza-resistencia. Una vez realizado lo más duro, aún nos queda una larga placa desplomada donde no te puedes despistar."

El pequeño de los Pou piensa que la vía podría tener grado 9a+, aunque es consciente de que es un tema muy subjetivo y sobre el que deberán opinar los que se aventuren a realizarla. "A mí personalmente me ha costado más que su pared vecina Demencia Senil, pero todas las vías son diferentes, así que el tiempo dirá", reconoce. "La importancia de este encadenamiento en el caso de Iker radica en que ya no es un niño de 22 años. Ha hecho la vía días antes de cumplir 35. Es un escalador veterano con muchísima trayectoria, llevando a cabo tres o cuatro expediciones al año desde 1999", apunta Eneko.