Cuatro de cuatro. Así es David Moncoutie. El Infalible. Donde pone el ojo, pone la bala. Recuerdo que hace cuatro años se rompió el fémur y estuvo a punto de colgar la bicicleta, pero se dio un tiempo, llegó a la Vuelta como parte de su proceso de recuperación, ganó una etapa y desde entonces no falla en ninguna edición. Cuatro de cuatro. Un grande de este deporte. Ahora dice que se está pensando seguir en activo o no. Pocas dudas tengo de que el año que viene le seguiremos viendo dando pedales.

Lástima que el día de Moncoutie fuese también el día de Intxausti. Hablo mucho con Beñat y sé que tenía esta etapa marcada con una equis. No pudo ganar, pero lo hizo todo bien, perfecto diría yo. Cuando el rival es mejor que tú lo único que puedes hacer es darle la enhorabuena, pero estoy seguro de que este resultado le va a venir muy bien anímicamente.

Hablando ya de la general, ayer vimos que pese a que era Froome el que portaba el maillot, Wiggins es el verdadero líder del Sky y ahora también de la Vuelta. Eso sí, me ha extrañado que se haya dejado ver tanto. Ha hecho los dos o tres últimos kilómetros tirando, como si estuviera demasiado confiado. Es cierto que al final solo ha perdido seis segundos con respecto a Purito Rodríguez, pero ni siquiera tendría que haber perdido eso si hubiese corrido de otra manera.

Tampoco he entendido la actitud de muchos corredores, que dicen que se ha subido muy despacio al último puerto cuando lo cierto es que solo los Katusha han atacado. Será que están reservando todas las fuerzas para las duras etapas del fin de semana.