Bilbao. Puede que alguien en Can Barça pensara que el hecho de enfrentarse a un novato en estas lides iba a convertir la final de la ACB en un paseo recreativo, en un puro trámite. Puede que ese alguien esperara encontrarse a un Bizkaia Bilbao Basket ya de fiesta, conformista ante lo logrado, que ha sido muchísimo, con su voracidad ya saciada y sin la tensión competitiva necesaria para competir por la gloria más elevada. Puede que no creyera a Fotis Katsikaris cuando lanzó un aviso a navegantes y advirtió que no viajaban a Barcelona de vacaciones, que le tomara menos en serio aún cuando tras perder el primer partido de la eliminatoria el griego aseguró que todavía queda mucha tela que cortar. Puede que ahora, pese al 2-0 favorable a los azulgranas, exista ya la certeza de que el que quiera apartar de su camino a los hombres de negro va a tener que invertir sangre, sudor y puede que alguna lágrima para conseguirlo. Para este cambio de criterio han tenido que pasar dos partidos, una bronca en el túnel de vestuarios del Palau Blaugrana y una serie de acusaciones sobre el supuesto exceso de dureza del conjunto vizcaino.

A Katsikaris no le gustaron las declaraciones de su homólogo, Xavi Pascual, en la rueda de prensa posterior al segundo partido, en la que el técnico catalán aseguró que "ha sido el partido más duro desde que estoy aquí como entrenador. El nivel de contacto ha sido elevadísimo, el nivel de contacto ilegal ha sido elevadísimo. Prácticamente cada acción ha sido punible". Sorprenden estas palabras de un técnico que ha tenido que jugar en escenarios volcánicos y ante rivales curtidos en mil batallas. Como muestra, basta recordar los cuartos de final de la última Euroliga ante el Panathinaikos de Zeljko Obradovic, conjunto que no reparte precisamente caramelos en cancha.

Al preparador heleno estas palabras le han olido a cuerno quemado, por lo que dejando en el olvido el buen rollito y la complicidad mostrada por ambos en el acto de presentación oficial de la final, celebrado el pasado miércoles, quiso responderle ayer en Loiu a la llegada de la expedición de los hombres de negro. "No entiendo esas declaraciones de Pascual porque hace poco hemos visto los partidos tan duros que ha tenido que jugar su equipo ante el Panathinaikos, con muchas antideportivas, mucha pelea... No entiendo la razón por la cual lo ha hecho porque no necesita mandar un mensaje a nadie. Ellos son un gran equipo que juega duro y que no tiene dudas. Si necesitan alguna ayuda, la van a tener. No entiendo porqué ha mandado ese mensaje en la rueda de prensa. Nosotros somos un equipo muy sólido, tenemos una actitud en defensa, pero no somos violentos ni sucios. Jugamos según las reglas. Hemos visto dos partidos sin una antideportiva. Nosotros actuamos con intensidad, cuerpo a cuerpo. Es normal que sean partidos tensos y yo creo que eso es bueno para el baloncesto en general. Como ya habíamos dicho, nosotros no vamos a hacer el paseíllo al Barcelona en esta final. Es un gran equipo y me han sorprendido esas declaraciones.".

Miribilla y Afición El Bizkaia BB, que volverá al trabajo hoy después de disfrutar ayer de una merecida jornada de descanso, quiere centrarse en el encuentro de mañana y olvidar lo acontecido en Barcelona, sobre todo esa trifulca del túnel de vestuarios que ha elevado la temperatura del choque que se jugará en el Bilbao Arena, llevándolo hasta un peligroso punto de ebullición. "Estamos seguros de que en Bilbao todo será diferente", aseguraban ayer desde ese vestuario, discurso con el que coincide un Katsikaris que pide a su afición que anime como lo han hecho hasta el momento, invirtiendo hasta su último resuello, pero sin ir más allá de lo meramente deportivo. "No queremos calentar el partido porque no va a ir a nuestro favor. Nuestra afición ya sabe lo que tiene que hacer y cómo tiene que apoyar al equipo, nada más. Hay que seguir como hasta ahora, eso es suficiente. Nosotros vamos a seguir jugando con la misma intensidad y si ellos se quejan será su problema", destaca el griego, queriendo dejar en el olvido ese lamentable incidente, fruto de la efervescencia del momento, que, lamentablemente, tuvo continuidad fuera del pabellón cuando Terence Morris, el ala-pívot azulgrana que corrió al sprint a vestuarios para encararse con varios hombres de negro, tuvo sus más y sus menos con un grupo de aficionados vizcainos que lo único que hacía era esperar a sus jugadores para brindarles sus aplausos y sus ánimos.

En lo meramente deportivo, Katsikaris entona un discurso positivista pese a que las circunstancias son adversas. Considera el griego que, una vez superados los nervios y el miedo escénico del primer duelo, sus pupilos podrán derrotar al Regal Barcelona si consiguen elevar su nivel de acierto y si un par de puntales hasta el momento diluidos consiguen hacer acto de presencia a su nivel habitual de las semanas anteriores. "Estamos con un balance de 2-0 en contra, pero el equipo ha mejorado en el segundo partido. Nos faltan dos o tres cositas más y yo creo que con el apoyo de la afición el martes vamos a ganar el partido. Tuvimos problemas en la primera contienda, pero en el último cuarto recuperamos la intensidad. En el segundo choque fuimos ya mucho más competitivos y el equipo ha hecho un trabajo espectacular, pero nos han faltado cosas. Necesitamos a todos los jugadores, sobre todo a los grandes referentes como Aaron o Marko, y yo creo que van a estar seguro. Entonces sí que tendremos posibilidades", reconoce.

A la espera de Jackson y Banic Y es que a pesar de que el base de Hartford y el ala-pívot de Zadar no han jugado al nivel de anteriores choques, el Bizkaia Bilbao Basket ha sido capaz de inquietar al Barcelona en ambos últimos cuartos, sobre todo en el choque del sábado con ese amenazador 64-60. Es por ello por lo que el técnico griego considera que, si a la recuperación de ambos puntales se le une el espaldarazo de un Bilbao Arena en el que no quedan entradas desde la semana pasada, las posibilidades de alargar la eliminatoria final crecerán de manera exponencial. Además, cree que ambos factores pueden retroalimentarse. "Es una final, venimos de una temporada muy larga y nuestros jugadores son humanos, no máquinas. Ocurra lo que ocurra, sus valoraciones cuando se acabe la Liga ACB van a ser espectaculares. Que pasen estas cosas es algo normal, más todavía en el caso de Aaron, que es un jugador joven, que está creciendo y que ha llevado al equipo hasta la final siendo además el jugador más importante. Ha tenido dos partidos malos, pero yo creo que el martes vamos a ver al Jackson que todos conocemos. El factor afición y el efecto Miribilla les va a ayudar mucho a solucionar esos problemas", declaró, sin querer entrar en demasiadas valoraciones sobre si el bajo rendimiento de ambos se debe a una excesiva autoexigencia mental en encuentros de alto voltaje.

Katsikaris sabe que necesitará todas sus armas para prolongar este sueño y hacer que se cumplan las palabras pronunciadas el sábado por Janis Blums: "Nos veremos aquí la semana que viene".