MONTPELLIER, en cuya Universidad estudió Nostradamus, va camino de romper todas las profecías. Su equipo de fútbol se ha erigido en la revelación de Le Championnat tras encaramarse a la segunda plaza siendo un recién ascendido, y metiendo presión al líder y principal candidato al título, el Girondins. Fundado en 1919 con el nombre de Le Stade Olympique de Montpellier, y tras varias metamorfosis, en 1974 se fusionó con otro equipo, l"AS Paillade, cobrando una nueva dimensión con la llegada al timón de un personaje fuera de lo común, Louis Nicollin. Este amante de la buena mesa que sobrepasa los cien kilos, es tan conocido por sus grandes cualidades como empresario como por sus declaraciones temerarias. Este mismo año, por ejemplo, fue sancionado durante dos meses por sus comentarios fuera de tono contra componentes del Auxerre: les advirtió de que "tuviesen cuidado" en el partido de vuelta, amenaza en la que incluyó un insulto homófobo. Algo así como una recreación del difunto Jesús Gil.
Bajo su mandato y gracias a fuertes inversiones, el MHSC (Montpellier Hérault Sport Club) siempre ha sido una entidad financieramente saneada. Tras hacerse profesional en 1978, conoció su era más próspera desde mediados de los años 80 hasta finales del segundo milenio, gracias a los 41 goles en 102 partidos que aportó el legendario camerunés Roger Milla. Su punto álgido sigue siendo la Copa de Francia que alzó en 1990, y su recorrido en la Recopa el siguiente ejercicio. Liderado por nombres como Laurent Blanc, Carlos Valderrama y Eric Cantona, el Montpellier eliminó a PSV y Steaua antes de caer (1-1 en Old Trafford y 0-2 en Mosson) ante el Manchester United. Tras ascender a la máxima categoría al principio del siglo XXI, se desplomó en 2004 al terminar como farolillo rojo de la Ligue 1. La voluntad y los medios estaban ahí pero los resultados no acompañaban.
de courbis a girard Eso, hasta la pasada temporada. Una vez que el entrenador Rolland Courbis había echado ya los cimientos de su proyecto al cabo de un año de trabajo, un jugador en particular se presentó como el símbolo de un equipo sin complejos: el delantero colombiano Víctor Hugo Montaño, que recaló en 2005, cosechó 15 goles en 35 partidos en la campaña 2008-09 y contribuyó decisivamente al regreso a la élite. En esa aventura le acompañó un pasador en la sombra, el argentino Alberto Costa. Durante la pausa estival, Courbis optó por dejar el club y hasta pisó la carcel. El pasado viernes, y vigilado por un brazalete electrónico, salió de la prisión de Villeneuve-les-Maguelone, donde estaba encarcelado desde octubre tras ser condenado a dos años por su implicación en las irregularidades financieras en los fichajes del Marsella entre 1997 y 1999. Nicollin sorprendió al contratar a René Girard, antiguo seleccionador nacional (adjunto en la absoluta, sub"19, sub"16 y luego sub"20), que no había entrenado a un equipo desde hacía más de una década.
La apuesta era osada pero, haciendo gala de gran intuición, edificaron un colectivo talentoso y experimentado. A los excelentes productos de la cantera como Geoffrey Jourdren, Mapou Yanga-Mbiwa, Younes Belhanda y Karim Aït Fana, se adjuntaron veteranos como Cyril Jeunechamp (más de 300 partidos en Primera), Romain Pitau, Geoffrey Dernis y el bosnio Emir Spahic, todos ellos en busca de desquite. En el caldero de esta poción mágica, la formación del Montpellier enseguida encontró una ósmosis perfecta. "No estamos ahí por casualidad. Simplemente espero que sigamos felices el mayor tiempo posible", avisa Girard. Montano, con un solitario gol ante el colista Grenoble, certificó el sábado esta premonición.