Entra esta semana el Aitzina Folk en su gran recta final con sus citas de mayor aforo posible. De hecho, el sábado el encuentro con el público será en el polideportivo de Mendizorroza, mientras que hoy es el escenario del Principal el que pide paso.

Lo hace para recibir al escritor Kirmen Uribe y los músicos Mikel Urdangarin, Rafa Rueda y Jon Cañaveras, a quienes se unirán las obras creadas por el ilustrador Mikel Valverde. Entre todos ellos dan vida al espectáculo multidisciplinar Munduari begiratzeko.

Como suele ser habitual en las tablas de la calle San Prudencio, será a partir de las 19.30 horas cuando todo cobre vida, quedando entradas a la venta.

Cabe recordar que, como todo lo que sucede con el Aitzina, lo recaudado se destina a la investigación de la ataxia telangiectasia, enfermedad de las denominadas raras que afecta a tres jóvenes en Álava.

En este sentido, Patxi Villén, responsable del festival, apunta que en el arranque de 2024 se van a firmar dos convenios de apoyo a otras tantas investigaciones que se van a desarrollar en Barcelona y Oslo, todo ello con un aporte por parte del certamen de 150.000 euros.

Mikel Urdangarin, Patxi Villén (responsable del Aitzina) Kirmen Uribe y Rafa Rueda en el Principal. Jorge Muñoz

De Gasteiz a Nueva York

En el caso de Munduari begiratzeko, esta propuesta sirve para echar la vista atrás y ver el camino recorrido por la unión conformada por Uribe, Urdangarin, Rueda, Valverde y Bingen Mendizabal en 2003, una apuesta que fructificó en Nueva York, en el conocido Bowery Poetry Club.

Allí se inició un camino artístico que a lo largo de este tiempo ha desembocado en otras creaciones musicales y literarias.

En el presente montaje se recoge la esencia de aquel inicio, se mantiene el espíritu que ha atravesado todo este tiempo y se incluyen algunas novedades. También alguna que otra sorpresa, sonríe Uribe.

“Esta va ser una noche mágica en la ciudad que nos vio nacer, en la que todo empezó”, comenta el escritor, recordando que en aquel inicio de siglo, todos los protagonistas salvo Rueda vivían en la capital alavesa. “Bueno, y Rafa venía muy a menudo”.

“Venimos con un montaje variado y completo” que solo va a estar además en Madrid, Bilbao y, por supuesto, Nueva York. “Siempre hemos sabido remar juntos”, comenta Urdangarin en torno a un proyecto en el que se unen personas de diferentes disciplinas que comparten, en lo personal, una gran amistad, y en lo profesional, la idea de “ser ambiciosos”. Así, como apunta el cantautor, “tanto entonces como ahora pensamos que lo que se crea en euskera no es solo nuestro, es también del mundo”.

Fue en un bar, confiesan los protagonistas, donde la idea empezó a gestarse hace más de dos decenios, un impulso que terminó haciéndose realidad en la ciudad estadounidense.

Como entonces, se presenta un espectáculo en el que hay lugar y momento para la poesía, la música y la ilustración. Lo hace, en el caso de Vitoria, en un marco especial. “Es un auténtico orgullo para nosotros participar en un festival musical y solidario como el Aitzina”, dice antes de nada Uribe.

Presentación del concierto Munduari begiratzeko dentro del AitzinaFolk. Con Mikel Urdangarin, Kirmen Uribe, y Rafa Rueda en elPrincipal Jorge Muñoz

Dejar a un lado lo propio

No es nada fácil, eso sí, cuadrar agendas. Mendizabal no va a estar sobre las tablas –en su lugar, el público se va a encontrar con Jon Cañaveras– y Uribe está tomando parte en este vigésimo aniversario mientras, no hay que olvidarlo, tiene su residencia fijada al otro lado del Atlántico. Ahora, como pasó hace 20 años, “paramos nuestras carreras para crear un universo paralelo”, según Urdangarin.

Puede que solo sea un detalle, pero el caso de Rueda es el mejor ejemplo de aquel ayer y de este hoy. Cuando todo esto se gestó, él estaba inmerso en Pi L.T., banda cuyo sonido poco o nada tenía que ver con lo que entonces se estaba cociendo con Uribe, Mendizabal, Urdangarin y Valverde.

En 2024, aquel conocido grupo volverá a reunirse para una serie de actuaciones especiales que pasarán también por el Azkena Rock Festival.

“Fue una experiencia totalmente nueva para mí”, dice Rueda, al tiempo que sostiene que “lo que estamos rememorando con los dos proyectos, también con Pi L.T., es que seguimos disfrutando”; es un auténtico placer volver 20 años después a esta aventura”.