No hay que despistarse. La cita es a las 12.30 horas. La mesa ya está puesta y la invitación es para cualquier persona que quiera acercarse a las instalaciones de la antigua Fábrica de Pinturas EGA, ubicada en la calle Campo de los Palacios, 16. Será el momento de descubrir y compartir el proyecto fotográfico y performativo Mahai bueltan. Se trata de ver, comer, hablar, cantar... y hasta puede que echar la siesta o jugar un bingo. Todo puede ser.

Sin infinitos los momentos vividos en torno a una mesa después de comer. Algo no tan común en otras partes del mundo, como apuntan las artistas Sara Berasaluce y Yone Estivariz. Es ese momento tan íntimo, cercano y familiar el que ellas toman como punto de partida para el desarrollo de una propuesta con dos partes. Una, la compuesta por su propia obra fotográfica. Otra, la que sustenta tras la convocatoria hecha pública en redes sociales para que las personas interesadas pudieran aportar sus imágenes y canciones.

Es aquí donde aparecen los nombres de Ana Ferràndiz, Alejandra Bueno, Asier Aguinaco, Asier Cantabrana, Carlota Visier, Carolina Cubero, Eduardo Covelo, Eneka Fernández, Juan G. Mendoza, Larraitz Vázquez, Laura C. Vela, Lorea Morlesín, Maider Jiménez, Malu Reigal, María Hernández, Mikel Escalera, Nora Alberdi, Raquel Echevarría, Saioa Miguel e Irene López de Vicuña, quien vive en Argentina, donde ofrece clases de euskera.

Una “experiencia única”

La exposición se ubica en donde no hace tanto estuvieron las oficinas y el laboratorio de EGA, justo en el mismo lugar donde, en su momento, hubo una vivienda. De ahí también la elección para ubicar esta “experiencia única” que es posible tras ganar sus creadoras la beca Gazte Sortzaileak, una ayuda que les ha posibilitado contar con el asesoramiento durante el proceso de Eneka Fernández.

Tras la visita guiada que ambas darán al mediodía, al público asistente se le invitará a un picoteo a eso de la una de la tarde. Después, varias de las canciones en euskera recogidas, y que son típicas en esas sobremesas a veces interminables, serán interpretadas por parte del Dzast Ahotsak. Se acompañará todo con el típico del café, copa y puro. Bueno, no deja de ser una forma de hablar pero que quiere remitir a esos momentos en los que sobre la mesa van acumulándose vasos, tazas y ceniceros mientras la charla no para.

Ya a las tres de la tarde se pondrá el broche con la siesta. O el bingo, que todo puede pasar. Todo ello sucederá en un espacio nada habitual en estas lides y con la colaboración del área de Turismo de la Diputación Foral de Álava, el festival In Situ Art y los comercios Mara-Mara liburuak, Caffé Amatter y Minerva Imprime.

“Son pocos los espacios donde puedes exponer de esta manera en Vitoria”, apuntan, no sin cierto punto de crítica, las artistas. Lo cierto es que la antigua fábrica genera un escenario tan extraño y sorpresivo como interesante y atractivo. Aquí, donde no hace tanto el ir y venir de operarios era constante, ahora reina el silencio y la espera. Salvo hoy, el día en el que se va a generar un hogar artístico tomando como punto de partida las sobremesas personales de cada uno.

Tras el acto de hoy, no se descarta, además, que la exposición de las obras pueda tener continuidad, ni que se lleve a cabo alguna otra experiencia parecida. Todo llegará.