Entre quienes están tomando parte en el proyecto hay dos tipos de perfiles. Por un lado, agentes bien conocidos de la escena local, “gente asentada en la ciudad que ya lleva muchos años trabajando”. Por otro, “hay un grupo de personas emergentes, gente vinculada al territorio que ha tenido que salir fuera para formarse y que tiene un deseo enorme de volver”, pero que ha perdido ese contacto directo con el contexto. Así lo explica la artista y productora escénica gasteiztarra Iara Solano, que está comisariando el programa [Masa], una iniciativa desarrollada por el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz.

Dos son las jornadas intensivas que componen esta propuesta. La primera se llevó a cabo en octubre. La siguiente tendrá lugar el próximo día 16, con el Jesús Ibáñez de Matauco como local acogedor, a pesar de que la infraestructura del centro cívico Hegoalde ha tenido ciertos problemas de goteras últimamente. “La idea es encontrar espacios donde la comunidad, sobre todo local, pueda compartir los recursos y las estrategias que cada uno conoce y ha encontrado, y acompañarse”, apunta la creadora.

La artista y productora escénica gasteiztarra Iara Solano. | FOTO: JOSU CHAVARRI Josu Chavarri Erralde

En este sentido, Solano apunta que “en Vitoria todo tiene que ver mucho con el consumo, con voy al teatro, veo una pieza y me marcho. Es consumir algo con lo que no te puedes relacionar. Faltan espacios donde compartir saberes y experiencias”. De hecho, describe que “no nos podemos saltar la investigación”, que es necesario salir de la zona de seguridad y “volver a la esencia de por qué somos creadores”, cuestiones que están en la base de este proyecto.

Una propuesta que busca que quienes han querido participar se sientan acompañados y tengan respuestas cuando se pregunten qué necesitan y qué pueden ofrecer, estableciendo una relación de ida y vuelta con otros. Eso sí, Solano apunta que para poder completar esta línea de trabajo la capital alavesa necesita “urgentemente” un punto de encuentro permanente de diálogo y relación entre agentes culturales. “Hay iniciativas rurales que están cumpliendo este papel como son Garaion y Azala. Son epicentros del encuentro y del pensamiento crítico. En Vitoria no tenemos eso”. Por eso, la ciudad requiere de un lugar “cogestionado”. “Necesitamos espacios compartidos y vivos”, no solo lugares para la exhibición y ya está.

La artista y productora escénica gasteiztarra Iara Solano. | FOTO: JOSU CHAVARRI Josu Chavarri Erralde

Invitados especiales

Para el desarrollo de estas dos jornadas en torno a [Masa] se está contando tanto con artistas participantes en la programación de la cuadragésimo octava edición del Festival Internacional de Teatro de Vitoria como de personas invitadas de manera específica para compartir sus experiencias en distintos campos. En el primer caso, en octubre tomó parte la multifacética creadora argentina Marina Otero, y ahora va a tomar el relevo el actor, director, autor y escenógrafo donostiarra Óscar Gómez Mata, quien lleva años residiendo en Suiza.

En el segundo, Solano ha querido contar con Carlos Tuñón (Los números imaginarios) para hablar de colaboración pero también de que “hay otros modelos de trabajo que, como en su caso, son muy dilatados en el tiempo. Es que hay que salir de la sala de ensayos y relacionarnos”. Él estuvo en octubre y ahora llega Jana Pacheco (El Palomar) para ofrecer formación online.

De esta forma se está llevando a cabo un proyecto que tiene como referente más cercano otra propuesta coordinada por Solano, esta vez en colaboración con la Asociación de Profesionales de la Danza del País Vasco (ADDE). El Hervidero, que realizó su primera sesión en la sala Baratza de la capital alavesa en octubre de 2022, busca también “crear espacios donde los artistas podamos encontrarnos y compartir estrategias, recursos, prácticas, frustraciones, deseos…”.

Apuesta personal

Con estas ideas, la creadora gasteiztarra está manteniendo una línea de trabajo que viene desarrollando desde hace un tiempo también lejos de su ciudad natal y que tiene que ver con el acompañamiento a terceros. “Facilitadora, mediadora... se puede decir de diferentes formas. La cuestión es provocar el encuentro y generar espacios compartidos donde ayudar a cambiar algunos modelos que ya no nos funcionan”.

Además, y mientras cursa Antropología, como artista está trabajando en una investigación a largo plazo sobre danza y ceguera, que en parte compartió hace unas semanas en Baratza dentro del Tzan Tzan Fest. El proyecto Objeto Permanencia trata de buscar “desde qué otros lugares podemos percibir la danza en nuestro cuerpo, aunque veamos”, un camino que seguramente se visualizará en una pieza que, eso sí, no llegará antes de tres años. Quiere respetar los tiempos de este proceso, una senda en la que está contando con el acompañamiento del músico Diego Solano (Didac Jons), un intérprete sordo-ciego.