Tras recibir a Fran Serrano y al proyecto conjunto que llevan a cabo Hutsun y JEL Trío, el ciclo Jazz Vital cierra este jueves sus conciertos en Vital Fundazioa Kulturunea, aunque todavía quedará una cita más en la calle. El broche sobre el escenario de Dendaraba vendrá de la mano de Irati Bilbao, que volverá a la capital alavesa con su trabajo Begin bajo el brazo. La cita será a partir de las 19.30 horas, quedando todavía entradas disponibles.

La última vez que estuvo en Vitoria para actuar tuvo que venir con salvoconducto desde Bizkaia. Lo cierto es que ‘Begin’ vio la luz en un momento muy complicado por la pandemia, aunque fuera finales de 2020. Lo fácil hubiera sido tirar la toalla.

–Supongo que sí. En este oficio vivimos de ilusión, eso es así. Saqué el disco con todos los planes torcidos y sabiendo que no era un buen momento. Pero tampoco me apetecía tenerlo en casa guardado. Es cierto que ha sido un disco que ha ido dando pasos a cuentagotas, pero cada año me ha ido dando conciertos muy interesantes. Es un trabajo que me sigue apeteciendo. Sí que fue frustrante no llegar a despegar del todo como me hubiera gustado, pero también es cierto que me ha ido dando alegrías poco a poco. Todavía tiene cosas que decir.

No deja de ser el disco una tarjeta de presentación de Irati Bilbao.

–Creo que el disco refleja muy bien mis intereses y por dónde van mis composiciones y mis arreglos. Soy alguien a quien siempre le ha interesado mucho la tradición. Me gusta mucho el swing más tradicional. Mis referentes más claros siempre han sido las cantantes más clásicas como Ella Fitzgerald. Aún así, escucho de todo y, sin duda, mucha música que se hace ahora. Todo eso se ve en el disco. Hay canciones mucho más tradicionales, aunque siguen siendo frescas. Soy de las que piensa que las cosas que están bien hechas, da igual si se realizaron en los 30, los 40 o los 50, siguen estando bien. Es verdad que igual puedes actualizar en algunos casos alguna letra o hacer algún arreglo distinto. Pero sin más. En cuanto a mis composiciones, creo que son un poco más actuales sabiendo que la tradición siempre está ahí. No sé qué llegará en el futuro, pero estoy muy contenta con lo que grabé.

Alguien podría pensar que es un poco extraño que una persona joven encuentre en este camino su forma de expresión, cuando esos sonidos no son sus contemporáneos, cuando hoy son otros géneros los que dominan.

–Siempre me sentido más identificada con la música que no me es contemporánea. Lo he sentido así desde la adolescencia, aunque el jazz no ha sido algo que he mamado desde ese momento. No sé explicar la razón, pero siempre he sido una nostálgica. Recuerdo perfectamente cuando estaba en el conservatorio tocando música clásica con la flauta. No era lo que escuchaba en casa, pero me gustaba muchísimo. A la hora de cantar siempre me han gustado las cosas que no son actuales, es como si siempre llegase tarde (risas). Me gusta mucho la gente que canta muy bien. Oigo a Fitzgerald y alucino. Me pasa lo mismo con Freddie Mercury o con Frank Sinatra. Lo que realmente me atrajo del jazz fue las infinitas posibilidades que tiene para expresarte. Eso engancha mucho. No es casualidad que cada vez sea más joven la gente que estudia jazz porque tienes una gama enorme de posibilidades para poder expresarte cada vez de manera diferente. Eso como músico engancha mucho. Nunca vas a encontrar algo tan abierto como el jazz y eso te engancha.

Hablaba de cantantes que le atraen. ¿Cómo se encuentra el equilibrio entre una técnica perfecta y una voz con personalidad propia?

–Me esfuerzo en saberlo pero me temo que no tengo respuesta (risas). Cada uno tenemos nuestra propia voz y creo que todo el mundo, si busca realmente donde inspirarse, tiene mucho que decir. Todos llevamos dentro un artista o alguien que puede ser muy interesante. No me considero compositora como tal. Pero e algo que cuando empiezas, te va enganchando más. Te permite contar tus cosas y experiencias. Intento hacer cosas interesantes, que mi técnica sea la mejor posible y contar con una voz propia.

Tras el covid, por lo menos puede dar conciertos en condiciones normales y no como el anterior en Vitoria.

–Tanto el año pasado como este me estoy quitando unas cuantas espinitas. La verdad es que la pandemia fue un desastre terrible. Pero también es verdad que los conciertos que hicimos en los momentos complicados, como el de Gasteiz –cuando nos paró la Policía en Urkiola–, fueron actuaciones que recuerdo como muy especiales. La pandemia le hizo ver a mucha gente lo importante que es esto, lo que la música y la cultura nos aportan a todos.

¿Nuevo disco en el horizonte o qué planes esperan?

–Pensando en ello sí estoy, pero ahora mismo estoy reubicándome. Llevo tiempo escribiendo cosas y estoy pensando en volver a grabar, pero vamos a ir poco a poco. En estos dos últimos años, además, mis energías han estado en diferentes proyectos como Jazzbana Ensemble y Sarrabete. Claro, mi energía es limitada (risas). Todo no se puede hacer al mismo tiempo pero sí, espero cuanto antes ponerme en serio con un nuevo disco.