La directora vitoriana María Elorza revive la realidad a través de la cámara del videoartista guipuzcoano Iñigo Salaberria con su documental Al borde del agua, cinta estrenada ayer en la sección oficial del festival navarro de cine documental Punto de Vista.

Elorza presentó en rueda de prensa su película junto al director Yunyi Zhu, que expuso los detalles de su largometraje De songes au songe d’un autre miroir, y la directora Lydie Wisshaupt-Claudel que hizo lo propio con Éclaireuses, ambas proyectadas también en la sección oficial.

Al borde del agua está codirigida junto al propio Salaberria, fallecido en septiembre, y parte de unas bobinas de super-8 que el artista utilizaba como primera aproximación en la creación de sus obras, piezas creadas con la única pretensión de probar distintas luces y encuadres y que ahora ven la luz tras 30 años guardadas, explicó Elorza.

“Estando él enfermo venía como estaba proliferando el uso del celouloide en el cine y quizás tenia gana de echar la vista atrás”, reflexionó la directora considerando que para él “era una excusa para repasar lo que había sido su labor”.

Uno de los aspectos que más interesó a Elorza de estas grabaciones, señaló, es que en ellas “podías detectar los planos que después él había vuelto a filmar” y “veías sus primeras piezas reflejadas” pero al mismo tiempo en estos brutos “se estaba anticipando lo que él iba a hacer muchos años después” experimentando ya con elementos que desarrollaría más tarde.

De Salaberria destacó su “gran sensibilidad por las formas y la luz” y su “interés por la abstracción” combinado con una “gran cercanía por el mundo”. Estos aspectos se muestran en Al borde del agua, cinta que debe su nombre a que todas estas filmaciones las hizo en espacios cercanos al agua jugando con los reflejos y el aspecto “distorsionado” que crean.

Otras propuestas

Éclaireuses, por su parte, acompaña durante tres años a Marie y Juliette, fundadoras de un espacio educativo en Bruselas conocido como La Petite Ecole que es “algo más que una escuela” y en el que buscan “acoger a niños hijos del exilio” que no son francófonos previo a su incorporación en la escuela normalizada, explicó su directora.

Lydie Wisshaupt-Claudel reconoció que al principio la aproximación “fue difícil” debido a que ambas mujeres “tendían a proteger su trabajo” por miedo a la cámara y “al efecto que tendría el trabajo en los niños”.

Los pequeños son también los protagonistas de De songes au songe d’un autre miroir, documental a través del cual Yunyi Zhu entra en un centro de educación sensorial del norte de Francia para descubrir “cómo construir esa relación con este mundo tan visual” desde el punto de vista de quienes no lo han podido ver.