El filme Todo a la vez en todas partes, de los directores Daniel Kwan y Daniel Scheinert, arrasó en la 95 edición de los Oscar al alzarse con siete premios, entre ellos los de mejor película, mejor director y mejor actriz, que recayó en la malaya Michelle Yeoh. Al filme solo le faltó llevarse el Oscar a mejor actor para redondear el pleno en las tres categorías principales, pero la Academia de Hollywood se decantó por el estadounidense Brendan Fraser, por The Whale, en la temporada de su regreso a la élite de la industria. La victoria de la película de Los Daniels hizo que Steven Spielberg se fuera de vacío en una gala en la que las quinielas lo daban como favorito en la categoría de mejor dirección por Los Fabelman.

Kwan y Scheinert dedicaron el galardón de mejor director a “todas las madres del mundo” porque son las “verdaderas heroínas”, en una clara alusión a la trama de la película, que trata sobre una progenitora con la capacidad de viajar a universos y dimensiones paralelas. “Esto es una prueba de que, con esperanza, los sueños se cumplen. No dejéis que nadie os diga que no podéis. Gracias a mi madre, ella es la verdadera superheroína”, coincidió después Yeoh, quien se convirtió en la primera asiática en ser reconocida en este apartado, tras recibir su premio. Para la categoría masculina de este galardón, Fraser subió al escenario completamente emocionado, con risa nerviosa y afirmando que “esto debe ser algo parecido al multiverso”, en otro guiño a la película de la noche. El actor, desaparecido de la industria desde hacía años tras haber protagonizado éxitos de acción en los noventa como George de la Jungla y La momia, ha regresado por todo lo alto con La ballena, donde interpreta a un profesor de inglés con obesidad mórbida que trata de ganarse el favor de su hija en los días más agónicos de su vida.

Además, el fenómeno Todo a la vez en todas partes venció en otros cuatro apartados: mejor guion original, montaje, mejor actor secundario y mejor actriz secundaria. Por su parte, Ke Huy Quan, que regresaba a Hollywood casi cuatro décadas después, y Jamie Lee Curtis, que se llevó el primer Oscar al que ha estado nominada desde que saltara a la gran pantalla con Halloween (1978), triunfaron en las categorías de mejor actor y mejor actriz secundaria también en Todo a la vez en todas partes.

‘Sin novedad en el frente’

La cinta alemana Sin novedad en el frente (Netflix), de Edward Berger, fue la otra gran protagonista al llevarse cuatro Oscares en los apartados de mejor fotografía; mejor diseño de producción; mejor banda sonora; y mejor película internacional, batiendo a la representante latina Argentina, 1985. Mientras tanto, las dos grandes decepciones de la noche fueron Los Fabelman y Almas en pena de Inisherin, que contaban con siete y nueve nominaciones, respectivamente, y ni siquiera llegaron a estrenar su casillero.

En una edición cuyas nominaciones combinaron exitosas películas independientes y cine de autor auspiciado por plataformas de streaming, apenas hubo espacio para las superproducciones de Hollywood Avatar: El sentido del agua y Top Gun: Maverick, que optaban a diversos premios técnicos y a mejor película. Sendos filmes fueron recibidos con gratitud por la industria por suponer un alivio a la taquilla pospandémica, pero solo plasmaron su nombre en la categoría de mejor efectos especiales, en el caso de la obra de James Cameron; y mejor sonido para la película dirigida por Joseph Kosinski.

Entre otros apartados técnicos, la Academia reconoció el trabajo en maquillaje de La ballena, filme en el que Fraser, ganador del Oscar a mejor actor, se transformó en una persona con obesidad mórbida; y el diseño de vestuario de Black Panther: Wakanda Forever, que consagró a Ruth. E. Carter como la primera afroamericana con dos Oscares.

Otro de los momentos más esperados fue la actuación de Rihanna, que interpretó el tema Lift Me Up de esta misma cinta, nominada a mejor canción, y que vio como la estatuilla se le escapaba y recaía en la composición Naatu Naatu, de la película india RRR.

Guillermo del Toro logró el Oscar a mejor película de animación por Pinocho (Netflix) en el que fue el primer galardón que se entregó en la ceremonia. “La animación está preparada para ser llevada a otra dimensión y para ser tenida más en cuenta”, aseguró el cineasta tras recoger la que supone su tercera estatuilla dorada tras las dos que cosechó –mejor película y mejor director– por La forma del agua (2017). Su compatriota Alfonso Cuarón no gozó de la misma suerte porque el cortometraje que coprodujo, Le Pupille, no fue elegido por la Academia de Hollywood.

La tímida representación latina este año la completaban Ana de Armas, que no pudo imponerse en la categoría de mejor actriz por su nominación en el biopic donde da vida a Marilyn Monroe, y el filme Argentina, 1985, que tampoco fue premiado. La derrota de “Argentina, 1985” evitó un previsible discurso a favor de la democracia por parte de su director, Santiago Mitre, pero las referencias en clave política llegaron con Navalny, que se impuso en el apartado de mejor película documental.

La esposa de este opositor ruso encarcelado por Vladímir Putin, Yulia Navalnya, quiso aprovechar el escaparate de los Oscar para animar a su marido a que se mantenga “fuerte” y para mandar un mensaje de esperanza a su país: “Sueño con el día en el que volvamos a ser libres”, sentenció.