Segismundo vuelve a casa con el enésimo lleno en Jimmy Jazz

Más allá del chiste con el anuncio de un conocido turrón, antes de que la pandemia hiciese de las suyas, Segismundo Toxicómano tenía la sana costumbre de celebrar estas fechas de cambio de año con un concierto especial en su ciudad. Desde 2019, lo que hoy se va a vivir en la sala Jimmy Jazz no se producía, así que hay ganas, y muchas, de hincarle el diente a una de esas noches que se puede saber cómo empiezan pero nadie adivina cómo van a terminar.

Esta actuación, además, es especial por varios motivos. Para empezar porque aunque el cuarteto tal vez no sea muy dado a la cosa de los aniversarios, lo cierto es que en este 2022 que ahora termina se está celebrando el vigésimo quinto aniversario de la banda vitoriana, que se dice pronto. Además, la de esta noche es la última cita por este año de la gira de Sangre fácil, otro de esos discos que salió poco antes de que la situación sanitaria se complicase, aunque ni una pandemia ni nada ha podido con él.

Así que no le faltan alicientes al cartel, más allá de que hay un pequeño problema para quienes no tengan ya su entrada en la mano. Desde hace más de un mes, todo el aforo está vendido. Para quienes sí tengan su pase, cabe recordar que las puertas del espacio de la calle Coronación se abrirán a las 21.00 horas. No habrá teloneros, así que toda la atención se centrará en el cuarteto.

Desde las no fiestas

Más allá de las restricciones con las que empezó 2022 y que impidieron, por ejemplo en Euskadi, que se llevasen a cabo conciertos hasta principios de febrero, lo cierto es que Segismundo Toxicómano ha tenido unos últimos meses repletos de conciertos, algunos de ellos para el recuerdo como la actuación especial ofrecida en la despedida del PintorRock.

Eso sí, en Vitoria hace ya más tiempo que la formación no toca. De hecho, su última actuación aquí fue con el público sentado y teniendo que guardar las distancias. La cita tuvo lugar en el Iradier Arena justo el 4 de agosto de 2021, cuando se llevaron a cabo unas no fiestas en las que, por lo menos, sí pudieron celebrarse actos culturales. Por fortuna, esta noche el público va a poder estar de pie, sudando y dejando hasta el último ápice de energía.

De esta manera, los Segis cumplirán con una de esas tradiciones que deberían mantenerse durante mucho tiempo y no volver a verse interrumpidas por nada. La fiesta y el punk rock están garantizados. Y de la mano de los vitorianos y su público, las paredes de la Jimmy volverán a ponerse a prueba una vez más.