“Peru txapeldun! Peru txapeldun! Peru txapeldun!” y todo el público puesto en pie. Sin duda, la final del Campeonato de Bertsolaris de Álava se ha hecho esperar más de lo previsto a causa de la pandemia pero eso no ha hecho más que hacer todavía más emocionante la victoria de Peru Abarrategi. En un Europa nuevo en estas lides, el de Aramaio fue el gran triunfador. Y lo fue sobre unas tablas que compartió con Manex Agirre (que quedó con la segunda mejor puntuación), Oihane Perea, Iñaki Viñaspre, Xabi Igoia y una debutante Paula Amilburu a la que en algunos momentos le traicionaron los nervios pero que debería estar más que contenta con su papel. Aunque en realidad, todos ellos fueron protagonistas en el cierre de un certamen que, por fin y tras dos intentonas frustradas por la situación sanitaria, ha podido llevarse a cabo esta primavera.

Abarrategi dio la gran sorpresa al ganar su primera txapela, que recibió de manos de un Serapio Lopez Ortueta que se saltó todos los protocolos habidos y por haber. Aunque a estas alturas de la película, a quién le importa en realidad. Seguro que la presentadora, Arantxa Sobrino Lasa, ya le ha perdonado el momento vivido. Más allá de la anécdota, lo cierto es que el bertsolari de Aramaio ha estado a un gran nivel en todo momento, demostrando mucho humor y mucho dominio de la escena, y eso que esta es su segunda final. 

No se lo puso nada fácil Manex Agirre, con quien protagonizó el último tramo de una tarde que Abarrategi quiso cerrar con un mensaje muy claro: Álava es un territorio pequeño y no debe haber ni distancias ni complejos en el camino del euskera, se esté en Aramaio o en Oion. “Merezi duen moduan zaindu zazue Araba”. Eso sí, el bertsolari cantó estos versos con una tranquilidad pasmosa teniendo en cuenta la reacción que tuvo tanto él como el resto de sus compañeros al saberse el nombre del ganador. Perea, que ya tiene cuatro txapelas y quedó tercera, no pudo evitar emocionarse un poco.

A pesar del cambio de emplazamiento y de que sería bueno que Arabako Bertsozale Elkartea vuelva a llevar, si es que le dejan, esta final al Principal –el Europa ni tiene capacidad suficiente ni es tan acogedor para un evento de este tipo–, el ambiente en la final del Campeonato de Bertsolaris de Álava estuvo por todo lo alto. Al fin y al cabo, había que darle un broche especial al camino iniciado el pasado 1 de abril en Amurrio. No en vano, todo lo vivido desde la anterior ocasión, en marzo de 2019, hace que el momento presente cobre otro sentido, incluso más allá de que ganase la txapela un contendiente u otro.

Eso se notó desde la entrada de los seis protagonistas (por cierto, con unos diez minutos de retraso), recibidos con una ovación muy emocionante. Puede que el calor atmosférico fuera protagonista fuera, pero dentro el público se encargó de subir la temperatura y eso que en el palacio de congresos se empeñaron en poner un aire acondicionado lo suficientemente alto como para que jueces y parte de la prensa que estaba en la parte de arriba tuvieran que echar mano en algún momento del jersey. De hecho, a pesar del ímpetu del público, se echaron en falta, por ejemplo, esas pancartas que en el Principal siempre visten preferente y el primer anfiteatro.