Mientras el trabajo teatral en Ortzai no se detiene, el intérprete, director y dramaturgo gasteiztarra Iker Ortiz de Zárate prepara también la invitación que la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava Apika le ha hecho para tomar parte en su programa de charlas abiertas al público.
En esta ocasión, la cita -que cuenta con la colaboración de Diputación y Fundación Vital- será este lunes a las 19.00 horas. "Más que una conferencia, me gustaría que fuera una conversación". Películas como Under the sun de Michael Winterbottom o series como Aventuras Vascas de Scott Ross llenan la senda audiovisual de un intérprete que camina con paso firme por el teatro, de un creador que también sabe trasladar sus conocimientos, como ha hecho con actrices como Patricia López Arnaiz, reciente ganadora del Goya por su papel protagonista en Ane, y Susana Abaitua, nominada por segunda vez a los Feroz, este año por su trabajo en Patria
A mediados de junio del año pasado, el escenario de Ortzai fue el primero en Vitoria en volverse a encontrar con el público tras el confinamiento. Todavía no se ha cumplido un año de aquello, pero seguro que están siendo meses duros, estimulantes, complicados, esperanzadores, en definitiva, de muchas sensaciones al mismo tiempo.
-Siempre hemos trabajado muchos géneros, pero desde el principio tuvimos claro que éste era un momento en el que el teatro tenía que volver a tener ese papel de cuidar a las personas con el entretenimiento, que es una palabra que a veces denostamos. Así que decidimos que durante un tiempo, que no pensábamos que iba a ser tan largo como está siendo, todo nuestro trabajo estuviera guiado por el humor, por la comedia. Como decías, están siendo unos meses de mezcla de muchas cosas. Hay una especie de orgullo al ver que perteneces a una familia que cuando llegan momentos como éste, se comporta de una manera. Hay incluso un sentimiento de deber y hemos tenido instantes de muchísima emoción precisamente por ver cómo el público que asiste capta lo que estás pretendiendo y las razones por las que estás haciendo un determinado tipo de obras y has renunciado a hacer ahora otras.
En este arranque de 2021 hemos visto a Patricia López Arnaiz ganando el Goya a la mejor actriz protagonista. Y a Susana Abaitua nominada a los Feroz y estrenando exitosas nuevas producciones. Y las dos, cada vez que han hecho una entrevista estos meses, han hablado maravillas de Iker Ortiz de Zárate, de quien les enseñó y les ayudó a llegar hasta aquí. ¿Orgulloso, no?
-Es mucha emoción por ellas, porque ves que son caminos que siguen y que tú has podido compartir. Hay emoción y cariño. Que expresen ese recuerdo permanente es algo emocionante y precioso que habla de ellas. Es una gran emoción compartir el camino y conservar en el tiempo ese cariño profundo. Pero esas palabras que trasladan dicen mucho de ellas como artistas y como personas, más que otra cosa. Yo siento gratitud al ver que el recuerdo lo tienen presente y que lo mencionan en forma de agradecimiento. Siento orgullo y mucha emoción por ser compañeros en el camino.
Sobre el trabajo de interpretar delante de la cámara, como hacen ellas o usted, trata la charla de este lunes. ¿Qué ideas le gustaría transmitir a quien asista?
-Voy a partir de mi propia experiencia. De la parte técnica podríamos hablar de cosas que pueden ser comunes entre actores y actrices ya sea en el teatro o delante de una cámara, pero luego cada trayectoria es tan diferente según los caminos que has recorrido, que es mejor hablar desde cada uno. De todas formas, más que plantear el encuentro del lunes como una conferencia, lo que me gustaría es que fuera una conversación. Como el nuestro es un territorio que creo que interesa, me gustaría que las personas vengan con la calma y la ilusión de preguntar sobre aquello que les encantaría saber, tenga que ver con el aspecto más técnico (cómo se rueda un determinado tipo de escena, por ejemplo) o con territorios más íntimos o que puedan parecer intrascendentes pero que despiertan la curiosidad. Me gustaría tener una conversación sobre cine y que la gente se vaya luego satisfecha porque ha resuelto una pregunta, ha comentado algo y ha hecho una observación o una crítica que tenía ganas de plantear.
Como mínimo, sea para la televisión o para el cine, siempre hay que rodar una escena dos veces, pero lo normal es que se repitan muchas más. En el teatro no hay vuelta atrás, no se puede parar y volver a empezar. ¿Qué es más complicado?
-Mira, el miércoles estuve con un compañero que había estado rodando una cosa delicada y me planteé algo parecido. Hizo varias tomas y a cada una pensabas: lo tiene, no está del todo, pero da igual porque en la siguiente lo va a conseguir. Pero en la siguiente toma aparecía otro matiz, o desaparecía o cambiaba. Todas las tomas eran buenas, excelentes, pero cada una era el reflejo de que siempre intentas hacer algo más perfecto, siempre buscas más, porque sabes que la elegida va a perdurar, se va a quedar ahí. En el teatro no puedes volver a repetir, pero la función es algo que siempre está vivo, que mañana va a volver a comenzar, a ser. La responsabilidad es la misma en ambos casos, eso sí.
Cuando alguien acude a Ortzai para formarse con la idea, tal vez, de llegar a ser un intérprete profesional, ¿qué le suele decir o recomendar?
-Éste es un camino maravilloso pero también muy, muy exigente. No es estándar, quiero decir, no hay una fórmula matemática por la que si haces esto y lo otro, el resultado siempre es uno determinado. Es arte y además, también es industria, oficio, azar y muchas otras cosas.
En las artes escénicas hay muchas otras profesiones posibles pero, como pasa en el resto del sector cultural, en todas ellas parece ser normal la precariedad, la atemporalidad y otras problemáticas laborales que la mayor parte de la sociedad desconoce.
-La fantasía con la que crece un niño es actuar. Es el oficio que todo el mundo ve. Luego descubren, y muchas veces se apasionan, otros trabajos, desde el vestuario hasta la iluminación. La diversidad se va descubriendo poco a poco. En cuanto a la precariedad, no quiero desanimar a nadie. Al fin y al cabo, he hecho de esto mi vida. Te encuentras con alumnado en el que notas que en su naturaleza está esto, que es algo vocacional. Pero también hay quien prueba y se anima, aunque en un momento dado puede tener sus dudas. Y esa precariedad del sector es algo que hay que poner también en la balanza, por supuesto. Esto es una carrera de fondo. No hay estabilidad o no tanto como había en otros trabajos, aunque eso también ha cambiado. La inestabilidad existe, con esta situación está siendo mucho más angustiosa, pero es que garantías no hay en ningún sitio.