- Entre 2018-2019 las artes escénicas han perdido 28 millones de euros de recaudación y cinco millones de espectadores, a lo que se suma la pérdida de recintos y representaciones, según detalla el segundo estudio del Observatorio de las Artes Escénicas.

El secretario general de la Academia de las Artes Escénicas de España, Robert Muro, presentó ayer el Informe sobre las artes escénicas en España: distribución, programación y públicos (2020), elaborado justo antes de que se decretara el estado de alarma, que pone de manifiesto la mala situación del sector, agravada por la covid-19. Un informe, en el que han participado más de mil profesionales, que incluye un análisis sobre la importancia que ha tenido la cultura en el confinamiento y la necesidad de “reforzarla para que dé un salto adelante”, señaló Alberto Fernández colaborador del documento, que plantea una hoja de ruta para conseguirlo.

Diez años después de la crisis económica de 2008, se han perdido más de mil recintos en los que desarrollar espectáculos, las representaciones se han reducido a más de 20.000, el 35%; ha descendido el número de espectadores a cinco millones, lo que supone el 25%, respecto a ese momento, y la recaudación en taquilla se ha reducido en 28 millones de euros, un 66% menos. Los datos certifican que la oferta y el consumo de artes escénicas se encuentran muy lejos de los niveles de referencia previos a la crisis de 2008-2009.

Entre 2008-2019 son claras las pérdidas en la oferta, del 20% en Madrid y hasta el 50% en Andalucía. Las cifras más positivas se dan en recaudación, aunque en Cataluña no se alcanza el nivel de ingresos de hace 12 años, mientras que Andalucía y Valencia mantienen el mismo nivel que entonces y aunque Madrid supera en algo menos de tres millones de euros, las cifras globales demuestran estancamiento. Por ámbitos escénicos, si bien todos han sufrido grandes pérdidas, el teatro es el que se encontraba mejor en la senda de recuperación, frente a la danza, cuyo mercado se ha contraído aproximadamente a la mitad. Los datos de la danza y los de la lírica muestran que 12 años después de la gran crisis ninguno de los parámetros evaluados muestra una línea ascendente hacia la recuperación.