No hay que engañarse, a principios de octubre, cuando se inició la cuadragésimo quinta edición, había bastantes dudas sobre si el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz podría llevare a cabo por completo. Es cierto que ha habido alguna suspensión en los centros cívicos motivada por la pandemia y que el covid-19 obligó hace unas semanas a adelantar a las 19.00 horas el inicio de todos los montajes, pero el certamen puede respirar tranquilo. Ha conseguido llegar al final, además con el cartel de completo en muchas funciones. Va a suceder así también este viernes en el Principal. Desde hace semanas no solo no queda ni una sola entrada libre para ver Juana, es que 45 personas, por la limitación de aforo impuesta hace poco, se van a quedar fuera aunque tenían butaca.
Quienes sí puedan estar entre las paredes del centenario edificio de la calle San Prudencio se encontrarán con un montaje en el que teatro y danza se ponen al servicio de tantas mujeres como existen y han existido. Es verdad que la pieza toma como excusa un nombre en concreto y, a través de él, el relato vital de cinco Juanas bien conocidas -o eso creen muchos-, pero en realidad le sirven a la producción asomarse a “las derrotas y victorias de la historia femenina”, según explican desde la compañía de danza Losdedae.
Es Aitana Sánchez-Gijón la encargada de ser ella y tantas otras mujeres, una labor que realiza junto a la propuesta coreográfica de Chevi Muraday, a la que dan vida tanto él como Egoitz Sánchez, Victor Ramos y Javier Monzon. “La Papisa Juana, Juana La loca o Juana de Arco, son solo algunos ejemplos que, además de compartir nombre, han dejado en nuestra civilización los vestigios de su historia, imágenes de empoderamiento que permanecen como referentes en la memoria colectiva”.