- Tres años después de la publicación de su último trabajo y tras haber iniciado este 2020 estrenando ante el público gasteiztarra su faceta de pianista, Mikel Urdangarin vuelve a lanzar un nuevo disco, el decimoquinto ya, que se dice pronto. Izurdeen lekua es una realidad compuesta por once canciones grabadas en los vitorianos Silverstar Studios con el sello, como director de la producción, del compositor y pianista Koldo Uriarte (premiado hace poco en Sitges por la música de la película Baby), y la compañía de músicos ya habituales en el camino del cantautor. De su mano nacen las letras aunque contando también con las aportaciones de Harkaitz Cano y Kirmen Uribe.
En esta nueva apuesta, que tiene alma de banda sonora, el músico indaga en la búsqueda de nuevos sonidos, algo en lo que también influye el hecho de que la mayoría de ellos fueron compuestos al piano y no a la guitarra. Formas que acompañan a unos fondos con los que Urdangarin busca realizar un homenaje a su madre y alabar la vida incluso a pesar de los zarpazos de da. “Cuando desaparece alguien cercano una verdad se impone sobre todas las demás: no volverás a tocar a esa persona, si no es en sueños. La desaparición física es lo que tiene, es inevitable. Y es, con diferencia, lo más difícil de asumir. Pero así es, y en adelante y sin remedio, la persona amada pasa a formar parte de un mundo intangible. Tras la muerte de mi ama, me aposenté en dicho mundo”, describe el cantautor. “Paso en él más tiempo que en este. Es como si lo terrenal hubiera perdido interés. Es un mundo despoblado. Lo comparten el alma y el corazón. Mi ama me aparece a la luz del día. De manera tozuda, emana en forma de recuerdo, pensamiento o evocación. Por la noche, ansío que me atrape el sueño con el deseo de que ella me visite, me abrace o me riña una vez más. Y así todos los días”, describe.
Como él comenta, “en el mundo intangible todo es niebla, nada es material y no duele la caída. Siempre es diferente. Y porque es intangible habita en él una fuerza inabarcable. Y, lo más importante, todo es real. He escrito las letras y melodías desde ese lugar. De dónde sino. Con la música como inmejorable compañera de viaje. Intangible, nebulosa y siempre en movimiento. Siempre diferente. Y dueña de una fuerza inabarcable”. Así lo descubrirán quienes se asomen a esta nueva producción del artista.
El título del disco -que llega bajo el patrocinio del colectivo Zart- está “íntimamente” relacionado con el contexto actual, marcado por la pandemia. A principios de mayo aparecieron delfines cerca de Atxazpi, en Ondarroa, para sorpresa de los ciudadanos. Urdangarin reflexionó sobre esto, ya que “los delfines estaban en su entorno natural y los seres humanos estábamos un poco perdidos. Los delfines estaban en su sitio y nosotros éramos los que nos encontrábamos desplazados de nuestro entorno natural. Los delfines, junto con varias bestias que ocuparon nuestras calles y parques, se convirtieron en un símbolo de libertad”.