La fotografía fue la gran protagonista en la despedida de 2017 dentro del programa expositivo de la escuela de Artes y Oficios, una programación que hoy inaugura las dos primeras muestras de este recién estrenado 2018, eso sí, dando paso al grabado y la pintura. En el primer caso, es Mar Marco quien presenta su propuesta Sembrando magia, mientras que en el segundo, Ramón Echávarri hace un repaso de su trayectoria a través de los cuadro que conforman Al abrir la ventana: escenas de la vida corriente. En ambos casos, el público las podrá visitar desde esta tarde a las 19.30 horas hasta el próximo 1 de marzo.
Es Echávarri quien ocupa dos de los espacios que el centro dedica a su ciclo expositivo de manera regular. Lo hace para asomarse desde su particular perspectiva a momentos que bien podrían ser habituales ante la vista de cualquier persona, desde un día de playa hasta un concierto en el interior de un club. “Miro a lo que está fuera de mí, porque también es una forma de darme cuenta de que hay otras cosas, emociones y sensaciones”, explica.
Desde la influencia del cómic y sin perder de vista la influencia geométrica en las formas, el pintor reúne aquí una parte importante de su producción de los últimos años, cuadros que tomaron vida, sobre todo, a raíz del paso de Echávarri por las aulas de Artes y Oficios, más allá de que el dibujo le haya querido acompañar desde que era niño. “No sé copiar, así que sólo sé crear desde la imaginación”, una manera de trabajar que los espectadores pueden conocer desde hoy de primera mano recorriendo la muestra.
Junto a él se encuentra la propuesta de Marco, proyecto realizado en el último año. “El grabado es una forma de expresión que me atrae mucho”, más allá de que “muchas veces no sepa qué puede salir”. El juego con las tintas y las texturas configuran las piezas de una exposición creada a partir de “vivencias” y “emociones” del pasar diario, sensaciones que se trasladan a las obras.
Todo se abre, eso sí, con la palabra escrita, reflejo también de las otras inquietudes artísticas de la autora -que en el grabado se reconoce admiradora de Goya- e invitación al mismo tiempo para que el espectador se deje llevar entre la quincena de imágenes presentes.
Aunque el resultado poco tiene que ver con la retrospectiva de Echávarri, ambos apuntan que las dos muestras terminan configurando un conjunto bien ensamblado, donde las partes no se molestan o tapan. También coinciden al señalar la importancia de Artes y Oficios en sus respectivas trayectorias, al tiempo que destacan que la escuela es “una joya de Vitoria que se debería mimar y cuidar” de manera decidida. “Es un lujo poder exponer aquí”, sentencia Echávarri.