Vitoria - No es la primera vez, y es de esperar que no sea la última, que el fotoperiodista Gervasio Sánchez y Montehermoso cruzan sus caminos expositivos. En esa ocasión, desde hoy mismo hasta el próximo 11 de febrero, ese nuevo encuentro viene protagonizado por la exposición Sarajevo, Guerra y Paz, una muestra en la que se unen imágenes tomadas por el autor en los años 90 del siglo pasado y en la actualidad, instantáneas presentadas en forma de dípticos en las que apreciar lo que fue y lo que es, mientras tal vez se dedica algo de tiempo en reflexionar sobre lo que podría haber sido si aquel no tan lejano conflicto se hubiera producido.
Además, la exposición se completará con la conferencia que el propio Sánchez ofrecerá en el centro cultural ubicado en lo alto de la colina el próximo 8 de febrero, una charla que, bajo el título Los ojos de la guerra, se producirá a partir de las 19.00 horas, siendo la entrada gratuita hasta completar el aforo.
En lo que se refiere a la exposición en sí, ésta quiere dar a conocer el horror de la guerra de Bosnia un cuarto de siglo después a través de 50 imágenes realizadas por el fotoperiodista, la mitad del conflicto y la otra de hace pocos años. “La guerra de Bosnia-Herzegovina es parte incuestionable de mi vida profesional y personal. Es raro el día que mi memoria no se detenga en aquel conflicto. Sigo soñando con los bombardeos continuos y viendo el miedo en los rostros de sus habitantes. Allí aprendí que la guerra no se puede contar. Por mucho que apures el bolígrafo, agudices el ingenio o encuadres la realidad nunca conseguirás que el lector conciba la verdad de un conflicto armado. El horror es inimaginable para quien no lo ha vivido”, explica sobre este trabajo su autor, quien recuerda que “250.000 bosnios fueron asesinados o desaparecidos, de los que 16.000 eran menores de edad. Sólo en Sarajevo murieron 1.601 niños. Hay más de 25.000 menores huérfanos de padre o madre en todo el país”.
Dos millones y medio de habitantes (60% de la población total) tuvieron que abandonar sus casas víctimas de la limpieza étnica. La mitad sigue viviendo fuera de las fronteras de Bosnia-Herzegovina o mantiene el estatus de desplazado interno, según recuerdan desde Euskal Fondoa y el Servicio Municipal de Cooperación, organizadores de la muestra que protagoniza la mirada de Sánchez, Premio Nacional de Fotografía.