Vitoria - Puesto en marcha en 1987 en un espacio aledaño al Museo de Bellas Artes de Álava con Rosaura García Ramos al frente, el Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Álava -que tras pasar por la calle Reyes Católicos tiene su sede desde 2002 en la calle Urartea- cumple ahora tres décadas de trayectoria, una fecha redonda que celebrar junto a la ciudadanía, sobre todo después de que el 25 aniversario, con la excusa de la crisis, pasase más desapercibido de puertas hacia afuera. El eje central de este cumpleaños pasa por una exposición de carácter explicativo que desde ayer hasta el 1 de noviembre se puede visitar en el museo Bibat, aunque a lo largo de los próximos meses se van a organizar otras actividades paralelas.

Todo es poco, de todas formas, para trasladar la importancia de un área puntera dentro y fuera del País Vasco, un servicio sin el que el patrimonio cultural de Álava sería imposible. Pero por dar una primera idea, y como relata la muestra, cabe recordar que este organismo ha actuado en estos 30 años en 12.000 bienes culturales -también de Trebiño-, restaurando 8.600 y generando 20.000 informes de intervenciones.

A lo largo de varios paneles, la exposición busca dar una idea lo más amplia posible de la labor que se desarrolla en el servicio pero también sobre el propio oficio del restaurador y conservador, una labor cuya formación empezó a ser reglada en los años 80 del siglo pasado. Además, la muestra también ofrece una visión de las áreas que conforman el trabajo diario, desde la difusión de conocimiento a través de la biblioteca hasta la realización de acciones de conservación preventiva.

“Queremos enseñar el reflejo de una profesión científica y técnica, y hacer ver que en nuestras manos se encuentra el patrimonio alavés”, explica Cristina Aransay, responsable del servicio a la hora de presentar Esku artean. Ese objetivo se quiere completar con un ciclo de conferencias mensual y una jornada específica sobre la recuperación de la Virgen Blanca (ésta tendrá lugar el próximo 19 de octubre).

Todo ello con la intención de poner en valor una entidad en la que en estos momentos trabajan nueve personas de manera directa (“no es suficiente”), sin olvidar a las distintas empresas con las que, dentro del sector, se colabora de manera habitual para llevar a cabo un trabajo sobre el pasado sin el que el presente no sería igual.