málaga - Nathalie Poza, Lola Dueñas y Juan Diego emocionaron y convencieron ayer en el Festival de Málaga con su trabajo en No sé decir adiós, ópera prima de Lino Escalera que aborda los códigos de comunicación en la familia y cómo la muerte lo trastoca todo.
La película, una de las favoritas del certamen hasta ahora, cuenta la historia de un padre y dos hermanas que se reencuentran ante la enfermedad terminal del primero y que no consiguen aceptar esa realidad. Pese a que la muerte está permanentemente al acecho, Escalera no renuncia al humor y a la ternura. “Lo que más me interesaba era ver cómo funcionan los códigos de comunicación en la familia, arrojar luz sobre los complejos lazos afectivos que nos unen a padres, hijos y hermanos”, señaló el director. En su opinión, el tema de la muerte es el trasfondo y motor de la historia, que se centra en cómo esos personajes se relacionan entre sí, marcados por unos roles heredados desde la infancia. “El personaje de Juan Diego es austero y parco emocional, algo muy característico de la generación de la posguerra, y eso define los roles y relaciones de las hijas”, subrayó Escalera.
Blanca (Lola Dueñas) es la mayor, la que tuvo que asumir el papel de colchón y pegamento de la familia ante la ausencia de la madre. Es sensible y muestra abiertamente su fragilidad, mientras que Carla (Nathalie Poza) es lo contrario, más parecida al padre en su aspereza emocional, silenciosa y encerrada en su caparazón. “Es el viaje más catártico que he hecho profesionalmente”, aseguró Poza, quien confesó que el papel le causaba algo de recelo, ya que su propio padre falleció recientemente. “Pero estoy contenta de haberme atrevido; a veces lo que más miedo te da, esos personajes que parece que te lo van a arrebatar todo, son los que más te aportan”.
Una referencia clave en esta película es Tormenta de hielo (1997), de Ang Lee, el primer filme que Escalera vio al llegar a Estados Unidos. El dosier de la película incluye una cita de ese filme: “La familia es el vacío desde donde emerges y el lugar donde regresas al morir”. “En mi familia somos un poco desordenados emocionalmente y parcos al transmitir emociones, quizá por eso esa idea de vacío me resonaba especialmente”, aseguró el director. “Pero al final, la familia es el sitio al que siempre vuelves”. - Efe