El panorama político se va centrando con intensidad y pasión en la campaña electoral para las elecciones del 26J, fecha en la que los ciudadanos volverán a pasar por las democráticas urnas y así expresar, otra vez, voluntad de mayorías, minorías, coaliciones y otros modelos de construir gobiernos. Es idea manida pero cierta como la copa de un pino, que lo político de dirime más en los medios de comunicación, singularmente en la tele, que en cámaras, congresos o parlamentos tradicionales.

Si lo anterior es válido para el día a día, más en campaña cuando las pasiones, urgencias y reacciones tienen su escaparate natural en programas de tele, que más o menos decantan su mensaje hacia una u otra opción electoral, a veces de forma subliminal pero otras, de manera zafia y manipuladora.

El 13 de junio se celebrará el primer debate entre las cuatro fuerzas del nuevo universo político del estado: Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera se verán las caras en un plató de tele que diseñaran Mediaset, Atresmedia y RTVE en un ejercicio de equilibrio y eficacia televisiva, que no debiera presentar el actual presidente de la Academia de televisión engendro organizativo con más relumbrón que contenido; el presentador Manuel Campo Vidal se vio desbordado en el anterior cara a cara, Mariano-Pedro.

Esta vez el presidente en funciones no ha querido vérselas con quien le llamo corrupto a la cara y ha preferido un ring largo con cuatro intervinientes que ralentizara la pelea dialéctica y quitará prestancia y agilidad a las intervenciones de estos cuatro espadachines dela pelea parlamentaria.

Los responsables de campaña están en detalles de escenario, colocación de intervinientes, estructura, iluminación y ritmo que no favorezca a uno en detrimento del resto. Se han puesto de acuerdo y debatirán en el formato más democrático. Vamos mejorando.