gasteiz - Oskar Blanco (Barakaldo, 1977) forjó su afición por el dibujo y el cómic como muchos otros niños, llenando los márgenes de sus cuadernos escolares con pequeñas historias encerradas en viñetas, y cuando apenas había superado la mayoría de edad dio un paso más en aquel hobby dando vida, junto a su colega Sergio Cardoso, al fanzine Zócalo. Cerca de dos décadas contando historias en ésta y otras revistas dan mucho de sí y a Blanco, padre de personajes ilustres como el perro Puntillo, Charogoma, Mortimer El Cacahuete Sociópata o La Ladilla Amarilla, le asaltó “de golpe” la idea de recopilar sus mejores cómics en una sola publicación. “Hace tiempo saqué un pequeño fanzine que se llamaba Absurdos, una cosa muy finita, pero quería algo más”, argumenta el dibujante. Su idea fue “madurando” y, tras conseguir la necesaria financiación, ésta se acaba de hacer realidad. El resultado, Puntillo, el perro chiquitito y otras historias absurdas, 68 páginas a todo color de cómics disparatados “pero que tienen su pequeña historia y que son de fácil lectura”, según describe Blanco.
Afincado en Gasteiz desde hace tres años, el dibujante dedicó la portada y el título del cómic a Puntillo, un perrito “incomprendido” al que “se coge cariño enseguida” pero que no tiene el mejor de los destinos -basta con echar un vistazo a la contraportada del tebeo-. Después, seleccionó sus historias favoritas para llenar el espacio, algunas de “hace muchos años”. El cómic, según advierte el propio autor, no tiene más pretensiones que acompañar “en esos aburridos trayectos de metro y cuando visites al amigo Roca”, despertando risas y carcajadas. “Hay algunos que son un poco más gore, pero se lee fácil y resulta agradable”, avisa.
Una de las peculiaridades del proyecto ha sido que ha logrado ver la luz gracias al crowfunding, la recolecta de aportaciones económicas a través de Internet. Todo un éxito, ya que Blanco logró recopilar 1.500 euros, el objetivo marcado, en dos meses, a base de “dar mucho la chapa e insistir”. Un dinero que ha servido para cubrir los gastos de impresión de los 500 ejemplares que componen esta primera edición -a un precio de ocho euros- y otros costes adicionales. Los amigos y familiares del dibujante han tenido un peso específico en las aportaciones, aunque la ayuda también ha llegado “de gente de toda España” y de países vecinos como Francia. “Eso hace mucha ilusión”, confiesa el artista.
distribución El cómic salió de la imprenta en julio y a partir de ahora el dibujante se encuentra en pleno proceso de darlo a conocer y distribuirlo. Primero, por las tiendas más importantes de todo Euskadi y, después, en las localidades de fuera de la CAV donde se vaya moviendo. De momento, y en lo que se refiere a Vitoria, el cómic puede encontrarse únicamente en Zuloa. Muy pronto, el próximo mes de noviembre, Blanco presentará su trabajo en el Salón del Cómic de Getxo y tratará también de hablar con otros establecimientos especializados para realizar nuevas puestas de largo. Si todo va bien y logra agotar los 500 ejemplares, “estaría genial” -admite- sacar una segunda edición. Más adelante, y cuando tenga suficiente material, el ilustrador también tiene previsto dar forma a “una segunda parte” de similares características.
Otro proyecto inminente para Blanco, en este caso de la mano de su compañero de batallas Sergio Cardoso, será realizar un recopilatorio de historias protagonizadas por dos de los personajes más hilarantes del segundo. “Tenemos buenas expectativas”, confiesa.