Estos días podemos ver los otoñales escaparates de El Corte Inglés decorados con reproducciones de obras del escultor vasco Jorge Oteiza (Orio, 1908-San Sebastián, 2003). Oteiza fue el máximo exponente de la escuela vasca de escultura, pues creó una obra revolucionaria, cimentada en lo que él mismo llamaba "propósito experimental". En sus trabajos progresivamente los espacios vacíos cobrarán un protagonismo cada vez más relevante. Convirtiéndose finalmente éstos en "espacios receptivos". Es decir, en espacios pensados para ser llenados espiritualmente por las personas. La materia, la forma, por tanto va desapareciendo en su trabajo. Y surge el espíritu. De ahí el nombre Cajas metafísicas de algunas de estas obras. Oteiza, en 1959, decide abandonar su actividad escultórica, pues había llegado a sustituir la materia por esos espacios metafísicos, vacios ya de forma. Pero su trabajo no acaba ahí: Oteiza a partir de entonces escribe, investiga? Siempre desde una óptica crítica. Su pensamiento llega a influir en ámbitos políticos, culturales, artísticos principalmente del País Vasco. Y así, hoy no se puede entender la cultura vasca sin entender a Oteiza.
Y ahora vemos una obra con tanto peso intelectual usada para decorar unos escaparates comerciales. Maniquís a la moda rodeando obras metafísicas. Es de suponer que el escaparatista conoce bien la obra de Oteiza. Y la ha vaciado de su espíritu, de intención. Ahora vuelve a ser forma. Pura decoración. El rojo óxido del hierro oteiziano se usa para vender ropa. Parece un chiste. Pero es un reflejo del mundo en el que vivimos. Un mundo cerril. No hay que asombrarse. La cultura sólo es un barniz. O un perfume. Y el arte, un adorno.
En las redes sociales se ha levantado cierta polvareda. "No deberíamos permitir que se banalice de esta manera el nombre y la obra de alguien que hizo del arte una manera de estar en el mundo, abriéndonos caminos con su obra", dice uno. "No veo el motivo de rasgarse las vestiduras cuando el arte si algo ha hecho es estar siempre al servicio del poder, así que esta minucia no viene a cuento. Hay que recordar que incluso hay un modelo de coche que se llama Picasso (me parece peor)", contesta otro. "Hace dos años estuve en Londres en la exposición de la Tate sobre Miró...y me parecieron grotescas las paraditas de souvenirs y recuerdos de la obra de Miró en la entrada de la muestra. Parecía El Corte Inglés en plenas rebajas. Lo mismo te encuentras eso mismo en otras exposiciones y en otros lugares. El arte como espectáculo es la gran apuesta de la sociedad de consumo. ¿A qué viene tanto puritanismo ahora? Si el propio Guggenheim es una franquicia...", apostilla un tercero.
Animo a las personas que se compren ropa otoñal en estos almacenes que después se aproximen al exterior de Artium para ver la obra original de Oteiza. Y que ejerzan de maniquís. Porque nos quieren convertir en maniquís.