La Cafeomancia es el arte de leer e interpretar los posos del café, un oráculo del siglo XVII que, según sus adeptos, puede hablarnos del pasado, descifrar el presente y aclarar el futuro. Convencidos o escépticos ante el hecho de buscar respuestas en el fondo de la taza, lo único cierto es que La Brasileña ha puesto en limpio y escrito la posibilidad de remontarnos a tiempos pretéritos mientras se degusta un café. Y lo ha hecho gracias a una colección de 16 sobres de azúcar que conmemoran la Batalla de Vitoria de 1813; Napoleón, Beethoven, escenas de la batalla en La Llanada o el espadín del General Alava narran de la manera más dulce posible, y en apenas 60 palabras, un hecho histórico relevante que está llamado a marcar buena parte de la agenda social y cultural de este año. La empresa cafetera alavesa, abanderada en esta ocasión por Maribel Bajo, Ana y Arturo Ibarrondo, Alberto Vidal y Chema Medrano, reclutó la complicidad de la Asociación Histórica Vitoria 2013 para enfundar en apenas 8 gramos de sacarosa un hito que supuso la pérdida de España para el Imperio francés. Más de 3 millones de sobres de azúcar se diseminarán por los establecimientos hosteleros de la capital alavesa durante mayo y junio en una táctica que dará mucha guerra y que ayudará a difundir la narración. En esa misma estrategia de socializar el bicentenario, el Parador de Argómaniz escenificaba la presentación de un particular comedor de campaña con un menú compuesto por platos de la época napoleónica. Con Jesús de la Cuerda al frente del parador, la evocación gastronómica de aquellos tiempos lleva a compartir batallas entre espárragos gratinados, tortilla a las finas hierbas, sorbete de manzana verde, perdiz escabechada o fresas con vino tinto dulce mientras el imaginario evoca a la soldadesca intentando llenar la andorga entre cargas y estampidas. Dos siglos después, los comensales formaban parte del mismo bando; esta vez sin disputas, llegaron a una entente para no dejar nada en el plato. Ahora solo queda que a partir de este fogonazo sean legión quienes se adentren en este regreso al pasado culinario.

Ser Vitoria y PerretxiCo En otro escenario, el historiador Emilio Larreina compartía escaramuzas con otros finalistas de los premios otorgados por Cadena Ser Vitoria. Los reconocimientos, dotados de un ejemplarizante acento social y conciencia solidaria, fueron designados por los propios oyentes de la emisora que quisieron destacar la labor desarrollada por Satur García, de la residencia Bultzain en Puente Alto; Jose Angel López de Lacalle, párroco de Santa María; Cáritas Álava; y el atleta Iván Fernández. Referentes todos ellos en su actividad diaria, el galardón final Ser Alavés recayó en el Grupo Scout de San Viator, fundado en 1968, por su trabajo a favor de la educación en tiempo libre. La trayectoria del colectivo es tan notoria durante estos 45 años que incluso se encuentran entre los nominados al Celedón de Oro. En plena vorágine de la festividad de San Prudencio abría las puertas el último proyecto de Josean Merino y Esti Pérez, el bar-restaurante PerretxiCo, en plena calle San Antonio. Aprovechando la estela de reconocimientos del original MarmitaCo -Mejor Barra de Pinchos y Tapas de España 201, y segundo puesto del certamen de Euskal Herria de Pintxos, entre otros-, Merino y todo su equipo abren en canal su nueva cocina para ocupar el puesto que antes ocupaba la arrocería Tapelia. Desayunos para campeones, vermús originales, joyas de pastelería, bocaditos salados, tapas al momento y una original tabla de propuestas componen esta aventura gastronómica que insufla aire fresco a la veterana arteria vitoriana y que promete dar mucho juego. Ya lo dicen ellos "come y bebe que la vida es breve". A ello entonces.