Lo que iba a ser una cena entre amigos en un restaurante de Vitoria se convirtió la semana pasada en lo que podía recordar a un sketch de 'Vaya Semanita' o a un programa de cámara oculta.

Una cuadrilla quedó el viernes pasado, el 24 de marzo, para potear por Salburua y cenar en un conocido local de este barrio de la capital alavesa.

Cuando llegaron al restaurante, se sentaron en la mesa que les tenían ya preparada y comenzaron a echar un vistazo a la carta para decidir.

El momento más crítico llegó cuando una camarera del local se acercó hasta esta cuadrilla para tomar nota de las bebidas antes de anotar el pedido de la comida.

Dos de los clientes pidieron un kalimotxo. Entonces, para su sorpresa la camarera les explicó que se habían quedado sin coca-cola.

Algo que llamó bastante la atención de los propios clientes porque, tal y como han contado a DNA, "todavía no eran ni las diez de la noche de un viernes".

Sin embargo, lo que les ofreció la camarera a continuación dejó boquiabiertos a esta cuadrilla de amigos.

La trabajadora le dijo al cliente que "no había problema, que le preparaba el kalimotxo con kas de naranja".

A lo que el joven vitoriano le dijo que "no podía ser, que entonces eso ya no sería un kalimotxo". Para evitar seguir con esta situación, el cliente optó por pedir una cerveza.

Lo que es considerado para la mayoría como un auténtico placer para cenar como es esta mezcla de vino tinto con coca-cola, para otros clientes puede resultar una aberración.

Lo que está claro es que el kalimotxo tienes dos máximas que no pueden variarse para hacerlo correctamente: debe ser una mezcla de coca-cola (no light ni coca-cola zero, ni Pepsi) y vino tinto.