Vitoria. Aitor Ruiz de Eguilaz jugaba como lateral hace apenas un año en las categorías inferiores del Deportivo Alavés. Sólo se había enfundado los guantes de manera puntual, cuando faltaba el compañero que habitualmente defendía el arco del equipo alevín. Pero tenía algo. O algo más que algo. Y al final los responsables de la cantera albiazul supieron detectarlo y aprovecharlo, hasta el punto de que en solo una temporada como guardameta ha conseguido captar la atención de los técnicos de la selección española, que ya le siguen los pasos muy de cerca y que en septiembre lo han citado para jugar junto al resto de los mejores jugadores del panorama nacional un torneo en Polonia.

Aitor, que en lugar de un ídolo tiene tres -"De Gea, Casillas y Buffon"-, defenderá la portería de la Roja en la Danone Nations Cup, un torneo que ha puesto en valor los excelentes mimbres de futuro con los que cuenta el Alavés. El equipo dirigido por Ángel Corres, que había arrasado en la fase norte del torneo, acabó en un más que meritorio quinto puesto en la final nacional. Muchos de los componentes de aquel joven pero prometedor equipo llamaron la atención de técnicos y ojeadores. Pero Aitor llamó la atención de quien realmente manda. Vicente del Bosque decidió incluirlo en la lista con la que España se presentará en Varsovia el próximo 9 de septiembre.

Poco a poco Aitor, en el seno de un equipo que siempre aspira a lo máximo, se está habituando a los éxitos. Con sólo doce años, y sólo uno como portero, ha logrado el título liguero con el alevín, en una temporada en la que sólo ha encajado doce goles. El equipo, además, no ha perdido un solo partido. Convocado ya por la selección de Euskadi, su crecimiento es meteórico.

En una entrevista concedida a la web del club, Ruiz de Eguilaz confiesa lo que algunos entrenadores ni quisieron o no supieron ver hasta hace sólo un año. Él siempre quiso ser portero. "Desde pequeño. Y eso que he jugado de defensa, por la banda y de todo. Estar en la portería es un trabajo que me gusta. Estar atento, colocarte y cuando paras un disparo todos te dicen muy bien, muy bien", relata, con un desparpajo poco habitual en un chaval de esa edad.

Convencido de que parar penaltis es una de sus "especialidades", al imberbe guardameta del cuadro albiazul no le tiembla el pulso a la hora de diseccionar las cualidades que debe reunir un buen guardameta. "Debe saber colocarse, mandar, tiene que saber tirarse… Y estar muy atento", añade. Aunque el principal ingrediente en la receta del éxito, en ese camino que acaba de tomar, lo comparte con todos sus compañeros de equipo. "Tenemos un lema en el equipo que es 'a full', que significa a tope. Hay que trabajar a tope y darlo todo. Cánsate y aunque sólo lleves tres minutos en el campo si pides cambio, te cambia, pero como estés haciendo el vago, pues no te cambia", señala.

En apenas dos semanas, Aitor vivirá el sueño que muchos niños querrían cumplir alguna vez. En sus manos o en sus guantes está que se convierta en realidad.