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El mejillón cebra mata al 93% de las náyades del pantano

Las almejas de agua dulce son una especie autóctona, amenazada y valiosa. Corre peligro de extinción en los embalses de Urrunaga y Ullibarri. Frenar al depredador es imposible

El mejillón cebra mata al 93% de las náyades del pantanoArchivo DNA

Son las diosas del agua, las ninfas que protegen los misterios de ríos, fuentes y cursos de agua en la tradición mitológica griega. La presencia de náyades en el lecho y riberas de los ríos es garantía de calidad de las aguas y equilibrio del ecosistema, al contrario de lo que está sucediendo en Álava, donde estas almejas de agua dulce ya han desaparecido o están a punto de extinguirse por culpa del invasor mejillón cebra. Así lo corrobora la agencia vasca del agua URA, tras detectar que el 93% de los ejemplares del pantano ha desaparecido.

Mejillón cebra encontrado en estas aguas.

La anodonta anatina o almeja de río, es una especie autóctona, valiosa y amenazada. “Sabemos por nuestros mayores que hace unas décadas la especie estaba mucho más extendida; de los ríos han ido desapareciendo y, al final, los embalses se han convertido en su reservorio”, apunta Fran Silván, técnico de URA.

Pero la situación va a peor, a pesar de ser la más abundante en Álava. Su existencia está amenazada. “Las mayores poblaciones vivían en los embalses de Urrunaga y Ullibari y, justo ahí, es donde se le está metiendo un buen tute a cuenta del mejillón cebra”, constata.

Explica que la especie se manejaba bien en el pantano, pero “ha sido llegar el mejillón cebra y desde 2012 hasta hoy se ha perdido el 93% de los ejemplares, que es mucho perder en tan pocos años teniendo en cuenta que la población mayor estaba en Álava”, valora el técnico de URA.

El mejillón cebra tiene dos maneras de acabar con estas almejas de agua dulce. Una, posándose encima, cubriéndolas e impidiéndoles que se abran para alimentarse y respirar. Otra, haciéndoles un capuchón de mejillones en la parte de arriba, que le impide moverse a medida que baja el caudal del embalse, lo que hace que se queden en seco y se mueran.

Cuenta Fran Silva que todavía hay otra especie de náyade en mayor peligro que la anodonta anatina, pero finalmente se ha logrado que sobrevivan algunos ejemplares. “Había una población pequeña en Urrunaga, se recogieron todos los ejemplares que se encontraron y se llevaron al Zadorra, a un lugar libre de mejillón cebra”, detalla.

Campo de regatas

Sin embargo, el futuro de la anodonta anatina no pinta bien. Los resultados de la última campaña certifican un aumento en el número de extinciones y una situación alarmante para esta especie en ambos embalses. En Ullibarri-Gamboa se ha producido un descenso de población del 71,3% y en Urrunaga, la pérdida asciende al 96%.

Las colonias de náyades más afectadas en Ullibarri se encuentran en la cola del río Zadorra, precisamente una de las zonas de mayor interés ecológico del embalse, catalogada como humedal de importancia internacional y muy interesante desde el punto de conservación de la especie anodonta anatina. Así, tres de las poblaciones situadas en esta zona presentan un porcentaje de pérdida superior al 95%, “lo que apunta a la desaparición inminente de estas colonias de náyades”, indica el estudio de URA.

En el caso de Urrunaga, confirma la extinción local de tres de las poblaciones bajo control, incluyendo la que tenía más ejemplares de anodonta anatina, localizada en la zona del campo de regatas, justo en el punto donde se cree que comenzó la colonización del mejillón cebra en este humedal.

A excepción de dos poblaciones, en Urrunaga se estima una pérdida de efectivos de moluscos de agua dulce superior al 85%, poblaciones diezmadas de forma significativa a lo largo de los últimos años, que parecen condenadas a una extinción inminente.

Por contra, las zonas menos afectadas del pantano se sitúan en Mendixur y Garaio, con un índice de pérdida de ejemplares del 66,1%. El futuro de la especie es en dicho entorno más esperanzador. “Es posible que estas poblaciones sean capaces de mantenerse en el tiempo y adaptarse a la presencia del mejillón cebra”, interpretan los técnicos de URA.

Pierde el medio natural

Sobre la relevancia de esta pérdida de especies, señala Fran Silván que, depende la sensibilidad de cada persona, pero en su opinión, “cada vez que perdemos poblaciones de especies estamos perdiendo algo importante y ya, si estamos perdiendo poblaciones de especies que ya están amenazadas, al menos a nivel regional, empezamos a poner en peligro la especie. Como sociedad, debemos tener el compromiso de no perder biodiversidad. Las náyades son parte del ecosistema, del medio y, por lo tanto, tienen todo el derecho a vivir en él”, defiende.

Sin embargo, poco se puede hacer en los embalses del Zadorra para eliminar al mejillón cebra debido a su gran tamaño y a que el agua se utiliza para abastecer a la población, con lo que no se pueden aplicar productos químicos para combatir al invasor como en otros humedales.

Además, “aunque consiguiéramos eliminar esta especie invasora, garantizar de manera absoluta que el mejillón cebra no va a volver a entrar es difícil, por no decir imposible”, recalca el técnico de URA. Una vez confirmado que es el culpable exclusivo de la desaparición de miles de ejemplares de almejas de agua dulce en Álava, faltan estudios para conocer si su presencia amenaza a otras especies. “Debido a las cuantiosas pérdidas que causa, el esfuerzo de las administración por frenar su avance se ha centrado hasta ahora en el impacto económico”, argumenta.

Se decanta por aguas lentas

Al mejillón cebra le gustan las aguas lentas, mientras que en las rápidas se refugia, por lo que entra fácil en los embalses. “Hay años que vas por la orilla del pantano y vas pisando mejillones, no logras tocar suelo. Es digno de ver, sobre todo en septiembre y octubre cuando baja el pantano, es impresionante ver las alfombras de mejillones cebra que colonizan la orilla”, resalta el técnico de la agencia vasca del agua.

“Sólo podemos ralentizar su expansión, porque es una especie que sale cara debido a los problemas que causa en tuberías, sistemas de regadío, mantenimiento de instalaciones, etc. Si conseguimos retrasar unas décadas que la especie colonice nuevas aguas ya es mucha ganancia. También desde el punto de vista medioambiental es importante frenar su avance, visto lo visto con las náyades”, concluye Fran Silván.

La fecha

2006

Entrada del mejillón cebra

Alava confirmó su presencia en el embalse de Sobrón y en el río Ebro. En 2012 invadió las aguas de Urrunaga y en 2014 las de Ullibarri.