"Si quieren salvar la Semana Santa, pido la jubilación anticipada", amenazaba la semana pasada en Twitter el médico anestesista Miguel Burguera, ante la posibilidad de repetir lo vivido en Navidad y provocar una cuarta ola de coronavirus. Dispuesto a colgar la bata con tal de no revivir los últimos meses de pandemia, no está solo en su aviso a navegantes. Justo a un mes del inicio de las fiestas de Pascua, los mensajes de alerta se repiten. Sanitarios y epidemiólogos advierten que no hay que salvar la Semana Santa y piden a las administraciones que mantengan las restricciones hasta llegar, al menos, a una incidencia menor a los 60 casos por cada 100.000 habitantes.
Estos SOS coinciden con la desescalada que ya llevan a cabo algunas comunidades tras un descenso de los casos como Madrid, Cataluña, Castilla La Mancha o Extremadura. Una relajación de medidas que también se pretende inicie Euskadi con el LABI de este viernes. Esperando consolidar el descenso en la curva de contagios y el cambio de tendencia en la transmisión del virus, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, dejó la puerta abierta el jueves a permitir la movilidad por todo el territorio. Y es que el miércoles día 24, Euskadi se sitúo por fin, por debajo de los 300 casos, un dato que no se daba desde el 9 de enero. Sin embargo, el lehendakari Iñigo Urkullu ya ha asegurado que ve "muy difícil una Semana Santa con una movilidad indiscriminada".
Viendo todavía las orejas al lobo, la viróloga y científica del CSIC, Margarita del Val, hace una llamada a la cordura ya que cuanto más se mueva la población, más riesgo de contagio existe. "Si hemos hecho planes para Semana Santa, nos reuniremos con gente, con lo que se producirá una ola tan fuerte como la tercera", afirmó la pasada semana en Onda Vasca.
"En esta época tenemos un tiempo en el que hace todavía bastante frío y habrá mucha actividad en interiores. Para mí, salvar la Semana Santa es salvar a las personas que se morirían si tenemos un comportamiento insensato". A su juicio, "la movilidad entre poblaciones está creciendo peligrosamente, por encima de los umbrales críticos, que predicen que en un par de semanas empezarán a subir los muertos".
Como contrapunto, se mostró halagüeña de cara al verano. "Hace mejor tiempo, con lo que la probabilidad de contagiarse es diez veces menor" indicó, contando también con la campaña de vacunación "que estará bastante más avanzada".
No hay que olvidar que la vacunación cumple dos meses con más dosis suministradas en el Estado (3,6 millones de personas) que contagios (casi 3,2 millones). No obstante, apenas un 5% de la población ha recibido la primera dosis.
Margarita del Val es ampliamente secundada. El presidente de la Sociedad española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Tato Vázquez Lima, asegura que salvar la Semana Santa "suena a una broma de mal gusto". El jefe de Urgencias en el Hospital del Salnés (Pontevedra), en primera línea desde el comienzo de la pandemia, no tiene reparo en decir que "es imposible en un mes llegar a los niveles de nueva normalidad" y permitir, por ejemplo, vuelos turísticos.
"¿Es que no hemos aprendido nada de las Navidades?", es la cuestión que lanzan los especialistas de Urgencias, encabezados por Vázquez Lima. "El porcentaje de ocupación de críticos debe estar por debajo del 5% y estamos muy por encima, al igual que las tasas de incidencia acumulada a 14 días".
"Lo hemos visto. Aprendamos un poco. ¿Qué ha pasado en Navidades? Aunque las cosas vayan bien, vamos a bajar la incidencia acumulada, pero seguiríamos con un riesgo alto. ¿Vamos a empezar a abrir otra vez para qué, para tener 500 muertos diarios?, se queja.
Las opiniones críticas se suceden. El portavoz de la Sociedad de Salud Pública, Jonay Sespas, considera que "se debe producir una bajada más ambiciosa para pensar en levantar restricciones. Recordemos que cuando más eliminamos transmisión fue en junio y ni así se hizo una desescalada correcta", explica.
"Las restricciones las tiene que marcar un calendario epidemiológico, no una determinada fecha", subraya el genetista Salvador Macip, quien cree que en unas pocas semanas "la situación en España no va a ofrecer margen para liberar restricciones a la movilidad". Por ello, cree que "tratar de salvar la Semana Santa sería repetir errores".
Porque en apenas 31 días volveremos a vivir una festividad en pandemia. Unas fiestas de Pascua que traen a la memoria colectiva la de 2020, en la que se inscribió el parón de toda la actividad no esencial en lo más crítico de la primera ola.
Por eso, desde otras comunidades, algunos responsables autonómicos también se han pronunciado con cautela. En Asturias, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha dejado claro que se "sacrificará" esa festividad para evitar una "cuarta ola brutal". "Para no cometer los errores de la pasada Navidad, habrá que mantener el cierre perimetral y el toque de queda en toda la comunidad, además de las restricciones por municipios", asevera.
Desde Valencia, la vicepresidenta, Mónica Oltra, afirma sobre esta operación de salvamento, que en su región aún se están "salvando vidas de las consecuencias de salvar la Navidad", por lo que "ya basta de salvadores", dice en una comunidad que ha vivido en los primeros meses del año "una situación gravísima".
La polémica también está al rojo vivo en Europa. Las declaraciones del jefe de gobierno de Sajonia, Michael Kretschmer, que dio por perdida la Semana Santa, abrió un acalorado debate en Alemania entre aquellos que se suman a esta opinión y los que consideran precipitado pronunciarse ya sobre la posibilidad de poder o no viajar en abril. "Soy partidario de decir la verdad: lamentablemente, este año no puede haber vacaciones de Semana Santa en Alemania", dijo Kretschmer en el diario Bild. "Una movilidad demasiado grande en el mes de abril destruiría todo lo que se ha conseguido en el país desde mediados de diciembre, cuando se endurecieron las restricciones vigentes desde noviembre", argumentó.
En Italia, convertida en uno de los peores escenarios de la crisis sanitaria, algunos expertos como Walter Riccardi, el asesor para la pandemia del ministro de Sanidad, han llegado a reclamar al nuevo Gobierno de Mario Draghi un confinamiento total para hacer descender la incidencia, dado el avance imparable de la variante británica.
"Para mí salvar la Semana Santa es salvar a personas que morirían si tenemos un comportamiento insensato"
"La movilidad entre poblaciones está creciendo de forma peligrosa y eso supone más riesgo de contagios"
Viróloga y científica del CSIC