“El pie es de apoyo constante y no perdona, como no lo hacen las rodillas o la cadera”
El hospital Vithas San José acoge esta tarde (19.00 horas) una nueva edición de su Aula Salud, dedicada esta vez a las tan comunes lesiones y patologías de pie y tobillo.
vitoria - El doctor vitoriano Roberto de los Mozos, traumatólogo y cirujano experto en esta subespecialidad en el centro de Beato Tomás de Zumarraga, repasará ante su audiencia qué tipo de dolencias de pie y tobillo existen y qué hay detrás de cada una de ellas, así como la importancia del diagnóstico precoz para los posteriores tratamientos. El desarrollo de las unidades específicas dentro de la especialidad de Traumatología ha permitido a lo largo de la última década afinar mucho más tanto en el conocimiento de las lesiones como en el desarrollo de las mejores terapias. La inscripción para asistir a la ponencia, previa inscripción, es gratuita y abierta a toda la ciudadanía.
¿Es habitual sufrir molestias de pie o tobillo sin saber a qué se deben?
-Así es. El desarrollo de unidades específicas ha provocado de forma paralela el desarrollo de la propia subespecialidad, con especialistas que conocen mejor la biomecánica y la anatomía del pie y el tobillo. Desde este punto de vista, hay un porcentaje muy amplio de lesiones que quizás hace 20 años todas se trataban igual pero que dejan secuelas y merecen un tratamiento específico. Ha cambiado la sociedad y quizá antes no había tantos runners, como ejemplo típico de deportista que puede sufrir un esguince. Ahora sabemos que no todos los esguinces de tobillo son de dos semanas de rehabilitación, sino que hay un porcentaje no desdeñable de ellos que dejan molestias crónicas por lesiones ocultas que incluso pueden requerir un acto quirúrgico para que el paciente pueda recuperar al máximo sus actividades deportivas. A veces hay que buscar motivos de dolor secundario que igual no se ven en las radiografías sino en pruebas de mayor definición.
¿Cuáles son las patologías más habituales que suelen pasar por su consulta?
-La zona más frecuente es el antepié, donde aparece el juanete clásico -hallux vagus-, la artrosis del primer dedo, las metatarsalgias o los dedos en garra. En el medio pie lo más frecuente son los esguinces o las fracturas de los metatarsianos, aunque también hay muchas patologías derivadas de alteraciones del arco, por pie plano o pie cavo. En el retropié, la patología principal son las secuelas tanto de las fracturas de tobillo como de los esguinces. El cirujano engloba estas tres áreas de trabajo y tiene variadas técnicas quirúrgicas que van de la artroscopia a la fusión de las pequeñas articulaciones hasta la corrección de posiciones óseas. El juanete es la patología más frecuente que vemos en consulta, pero ni mucho menos la única.
Lo que parece claro es que nadie está exento de sufrir una patología de este tipo.
-No. Parece que antes el prototipo de paciente era de mediana o tercera edad con hallux vagus, y quizás aparecía alguna persona joven. Pero el desarrollo de la subespecialidad ha hecho que cualquier persona pueda tener un problema de pie o tobillo. Bien porque es deportista, debido a que hay deportes especialmente agresivos, como las danzas, bien por el calzado que utiliza, o bien por el propio envejecimiento del pie. Parece que sólo pueden envejecer otras articulaciones como las caderas o las rodillas, pero no es así. A partir de la cuarta o quinta década de la vida, según qué deporte se haga, qué peso se tenga o qué calzado se use, pueden aparecer unos síntomas que requieren soluciones diferentes a unas plantillas. Son patologías que avisan, que empiezan con un dolor leve, tolerable, pero que acaba haciéndose semanal y diario.
En estos casos, siempre debería acudirse al especialista.
-Efectivamente. Aunque no sea sólo para operar, sino simplemente para estar informado de cuál es el futuro de mi patología. Si por ejemplo tengo una secuela de una fractura o un esguince de tobillo, si sigue molestando, saber lo que a uno le está pasando es muy reconfortante, por ejemplo con una prueba complementaria.
¿Son habituales esos esguinces mal curados?
-Sí, hasta un 20-25% de los esguinces dejan dolor crónico, que no cede con rehabilitación. No estoy hablando de un dolor al primer mes, que es lógico, asumible y biológico, sino pasados seis meses. Son molestias que no incapacitan para una vida sedentaria, pero que si te pones a hacer deporte acabas con molestias. Aquí hay que buscar esas lesiones ocultas.
¿Tendemos a minusvalorar estas lesiones?
-Desde mi punto de vista sí. Es tan importante la patología de pie y tobillo como la de cualquier otra articulación en Traumatología. Incluso egoístamente diría que más, porque el pie y el tobillo son como la rodilla y la cadera, son de carga. Una fractura o un esguince que deja una lesión oculta, o una deformidad del antepié que nos duele en cada pisada, son mucho más incapacitantes, por poner un paralelismo, que un esguince en una muñeca o una tendinitis de hombro. El pie es de apoyo constante y no perdona, igual que no perdonan ni las rodillas ni la cadera.
¿Hasta qué punto pueden ser incapacitantes estas patologías?
-Depende de qué lesión y de qué estilo de vida estemos hablando. No es lo mismo hablar de alguien de 40 años sedentario que de alguien de 60 que hace running todos los días. La edad ya no es el único criterio que utilizamos de cara a hacer por ejemplo una artroscopia. Antes éramos más conservadores. Pero hoy en día nuestro peso, nuestro estilo de vida o nuestro tipo de pie hace que la misma patología para un paciente sea muy sintomática y para otro, poco.
Por suerte, las terapias también han avanzado mucho estos años.
-Sí, se han desarrollado muchas nuevas técnicas quirúrgicas en el antepié, con materiales y tornillitos cada vez más finos que permiten correcciones en deformidades tan habituales como los juanetes. Ha habido un desarrollo global en todo lo que tiene que ver con el tratamiento del pie y el tobillo y también en el conocimiento de sus patologías.