tras un largo año de penalidades, después de verse obligados a ingerir decenas de purés y platos de puerros con patatas, con dos centenares de madrugones a sus espaldas, cansados ya de etxekolanas y extraescolares, ayer las niñas y niños alaveses disfrutaron por fin de su gran día. Olentzero llegó en Nochebuena, se paseó por las calles de los pueblos alaveses y por el centro de Gasteiz, y dedicó la noche a repartir regalos por todos los hogares.

Y ayer, como no puede ser de otra forma, tocaba disfrutar de las bicicletas, las muñecas, los coches, los balones, los libros, los rompecabezas, los patines, las mochilas, las pinturas o los videojuegos que el imponente carbonero ha traído desde las montañas para hacer felices a los más pequeños. No estaba el día de ayer para grandes actividades callejeras, así que la jornada se desarrolló dentro de las casas, y aunque algún valiente sacó a pasear su nueva guitarra por la plaza de la Virgen Blanca, los más pequeños de entre los alaveses disfrutaron de sus juguetes, en la inmensa mayoría de los casos, bajo techo.

Horas antes, Olentzero había recibido en el Ayuntamiento de Vitoria a los niños que quisieron entregarle en persona la carta con sus deseos para la Navidad, presentes que el barbudo montañés entregó sin demora a la chavalería gasteiztarra. A las 18.00 horas, de la plaza de Bilbao de la capital alavesa salió una espectacular comitiva que acompañó al carbonero por las calles del centro. Txarangas, seres mitológicos, gigantes y cabezudos, hicieron disfrutar -y asustaron bastante, también- a los centenares de niños que, ateridos por el frío, esperaban en los márgenes de la calle al paso del cautivador personaje.

Llegaba la hora de cenar y acostarse pronto, aunque fue una noche en la que costó coger el sueño a quienes se encontraron sus regalos antes de irse a la cama, y también a aquellos que esperaban con ansia a que con el amanecer aparecieran sus pedidos. En este último caso, los madrugones fueron obligados, para pesar de los padres y madres a los que se les alargó la Nochebuena algo más de la cuenta.

y ahora los reyes Los pequeños cuentan con unos días de vacaciones para disfrutar de sus regalos antes de que haya que volver a la ikastola. Eso sí, antes tienen que venir los Reyes Magos para entregar la segunda tanda de regalos. Sus majestades se apearán, como cada año, en la estación de tren de la calle Dato, y al igual que hizo Olentzero el pasado día 24, se sentarán pacientemente a escuchar los deseos de sus niños y hacer acuse de recibo de centenares de cartas cargadas de ilusión.