es una mujer que tiene todos los requisitos de una gran emprendedora: determinación, plena confianza en lo que hace, mucha experiencia, pasión, dedicación, autoexigencia y capacidad para disfrutar de su trabajo. Itziar Abasolo es una ganadera de la localidad amurrioarra de Lezama, que lleva el oficio en la sangre y cuyo buen hacer, al frente de un caserío con 35 vacas y 250 ovejas, va a ser recompensado con el premio a la mejor Explotación Ganadera de Euskadi en la sección de Vacuno de Carne de 2014.

El reconocimiento lo recibe en el marco del VI Concurso de Ganado de Raza Frisona del País Vasco, y no será su primera vez. De hecho, ya obtuvo un primer puesto en la edición de 2011 de este mismo certamen, que se suma al primer premio comarcal de explotaciones ganaderas en vacuno de carne que logró en 2008, y al mismo premio pero en la sección de ovino de leche de 2009.

Los motivos de tamaño palmarés se entienden cuando se habla con Itziar y transmite la auténtica pasión que siente por un trabajo al que se dedica en cuerpo y alma desde que en 2006 decidiera asumir las riendas de la explotación familiar al llegar la hora de jubilación de sus padres. “Entonces tenía dos hijos pequeños y era muy complicado organizarse para llegar a todo, pero desde el primer momento tuve muy claro que quería apostar por seguir la tradición del caserío en el que nací y me crié, y mantener una actividad ganadera tradicional y respetuosa con el medio ambiente, adaptada a los nuevos tiempos”, explica Abasolo.

Su empeño ha conseguido hacer del caserío Basabe un referente de carne de calidad, de venta directa, sin transgénicos y con el sello Eusko Label. Y es que si algo diferencia al caserío es la capacidad que ha tenido su gestora de adaptarse a los nuevos tiempos, para esquivar con ingenio cualquiera de los mil y un problemas que sufre el sector primario en los últimos tiempos. Sirva de ejemplo que en julio de 2010, y debido a los bajos precios de la carne, Itziar decidió aventurarse con la venta directa y comenzó a elaborar lotes en el matadero. “Empezamos matando una novilla que repartimos entre nuestros conocidos y como les gustó, matamos una segunda. Ahora, hemos logrado establecer una gran red de clientes y estamos vendiendo directamente toda la carne que producimos”, apunta esta pionera de la venta directa de carne en el Valle de Ayala, a la que también se han sumado otras ganaderías vecinas, tales como la del criador de vacas charolesas Joseba Ibarrola, en Saratxo.

Dada la gran aceptación de este método de venta entre los consumidores de la zona, en el año 2011, y tras conseguir el primer premio en el Concurso de explotaciones de Euskadi, Itziar Abasolo decidió hacer su propia sala de despiece y envasado autorizada por Eusko Label para poder vender lotes de carne a la carta.

Otro de los secretos que han hecho que los productos del caserío Basabe se hayan hecho un merecido hueco en el mercado es su apuesta por la soberanía alimentaria y un consumo sostenible, ya que su ganado se alimenta de pastos y forrajes del entorno y de piensos naturales libres de transgénicos. Además, toda su carne se envasa y etiqueta siguiendo las normas de Eusko Label y están autorizados para realizar venta directa. El reparto gratuito a domicilio se lleva a cabo en los municipios de Amurrio, Llodio, Orduña, Aiara, Artziniega, Orozko y Zuia, aunque su radio de acción cada vez se extiende más, abarcando ciudades como Vitoria, e incluso Madrid o Sevilla.

El caserío Basabe cuenta en la actualidad con unas 35 vacas, en su mayoría de razas autóctonas (pirenaicas y terreñas), que son las que producen los terneros para la venta directa. No obstante, también cuenta con unas 250 ovejas latxas, que ordeñan, y cuya leche venden a una quesería para la fabricación de queso con Denominación de Origen Idiazabal. Desde enero a abril, hacen venta directa de corderos. Los terneros permanecen con sus madres alimentándose exclusivamente de su leche y pastos naturales hasta los 5-6 meses. Es entonces cuando se destetan y se seleccionan las hembras de cría y las que pasan al cebo.

El cebo se produce en sus instalaciones, en corrales de gran amplitud, superando con creces el bienestar animal, donde los terneros están alimentados con forrajes y piensos naturales sin transgénicos y de primera calidad. Se sacrifican entre los 10 y 15 meses, y únicamente cuando han alcanzado el punto de engrase idóneo para pasar todos los controles de calidad de Eusko Label.

“El transporte al matadero lo realizamos nosotros mismos, teniendo especial cuidado con el estrés del animal ya que, aunque no lo parezca, este proceso es uno de los más importantes para mantener la calidad de la carne”, asegura Abasolo. Una vez sacrificado, el animal pasa unos siete días en la cámara para su maduración. Después de este tiempo, se despieza y se envasa al vacío para mantener todas sus propiedades.

Dados todos estos cuidados, no es de extrañar que el jurado del Concurso de Explotaciones Ganaderas de Euskadi haya vuelto a posar sus ojos en este caserío alavés y su dueña. No en vano, su objetivo es contribuir a la modernización tecnológica de las explotaciones ganaderas vascas a través de una herramienta de estímulo y divulgación, como son los concursos agrarios. Se trata de premiar aquellas explotaciones que destaquen, no sólo por su nivel técnico y económico, sino también por sus métodos de producción orientados a una gestión sostenible de los recursos, tal y como se contempla en el Plan de Desarrollo Rural Sostenible de la Comunidad Autónoma del País Vasco (2000-2006).

Así, se ha otorgado un premio de 1.000 euros por cada una de sus tres secciones (vacuno de leche, vacuno de carne y ovino de leche, por ser las orientaciones productivas de mayor importancia en el Subsector Ganadero de la CAV), y por provincia; así como otros tres de 1.500 euros que recaerán en las mejores explotaciones ganaderas por sección, a nivel de toda Euskadi.

Este certamen es un paso adelante del Concurso de Ensilado de Hierba de la CAV del cual se han celebrado doce ediciones, y cuyo objetivo prioritario era mejorar la calidad del forraje consumido en las explotaciones ganaderas, considerando además otros criterios como su participación en la dieta, adecuación de las instalaciones, o el manejo del ganado. En el momento actual, y dadas las nuevas directrices productivas que emanan de la Política Agrícola Comunitaria, se contempla la explotación ganadera como un todo, donde criterios productivos y medioambientales deben tratarse de forma conjunta, y es necesario contribuir al asentamiento de una modalidad de concurso, el Concurso de Explotaciones Ganaderas de la CAV, cuya primera edición se celebró ya en el año 2000.