Vitoria - Aunque la formación se ha convertido en un valor en auge al que cada vez más personas se aferran mientras esperan a ver la luz al final del túnel, todavía queda un déficit importante por cubrir. La consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, advirtió ayer de que las personas menos cualificadas son precisamente las que menos participan en actividades de formación, una situación que se debe revertir “a la mayor celeridad posible”.
Uriarte asistió ayer al congreso organizado por la Fundación de Regiones Europeas para la Investigación, la Educación y la Formación, en su condición de presidenta de la Asociación Europea de Autoridades Locales y Regionales para el Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Un encuentro que la consejera aprovechó para hablar de la importancia de lograr una mayor coordinación entre el mundo educativo y el laboral, en un momento en el que Europa “se enfrenta a un serio déficit de competencias que pone en riesgo el crecimiento y el empleo”.
Mayor coordinación La titular vasca de Educación consideró que las personas han de planificar actividades de aprendizaje “coherentes” durante sus vidas, para lo cual es necesario que dispongan de una orientación y una oferta formativa suficiente, cercana a la persona, adaptada a sus necesidades y que sea satisfactoria “tanto en lo personal como en lo profesional”. En ese sentido, Uriarte señaló que en las fases posteriores a la enseñanza obligatoria es necesario que la oferta formativa se adecúe “a sus necesidades y no viceversa”. “Así, el aprendizaje constituye un ejercicio de libertad personal”, subrayó la consejera.
“Es la persona quien desarrolla su aprendizaje en función de lo que precisa y desea, y no en función de lo que se ofrezca en el mercado educativo”, opinó, al tiempo que insistió en la importancia de que los ciudadanos menos cualificados accedan a las actividades formativas. Sólo las sociedades más preparadas pueden salir adelante, superada la crisis, en una posición aventajada. -Efe/ DNA