El jefe de campaña de Junts, Albert Batet, dio en el clavo con su vaticinio de que “una vez más” el CIS volvería a equivocarse. Lo afirmó nada más cerrarse las urnas en Catalunya, si bien la tendencia que venía experimentando el espacio postconvergente durante la campaña, de menos a más pese a enfrentarse a serias dificultades, auguraba que la noche de ayer iba a ser de contenida alegría para su formación. Así fue para un Carles Puigdemont que vio colmadas a medias sus expectativas: No logra hacerse con su papel preferido de ejercer de president pero, en contraprestación, arrasa ante ERC. Si retorna a su tierra -siempre que se haga efectiva la Ley de Amnistía-, lo hará con un provechoso botín bajo el brazo de casi 675.000 votos y 35 escaños en el Parlament. Pero no dispondrá de la ansiada mayoría para ser investido, que era una de las condiciones autoimpuestas para su vuelta.
“La mejor encuesta en el escrutinio. Pero tenemos claro que el CIS, una vez más, se equivocará”
Junts logró triunfar también en el duelo a dos del soberanismo. De golpe y porrazo consigue distanciar a su gran rival en ese ámbito -una ERC que no logró rentabilizar su papel dirigente en el Govern durante la última legislatura-, lo que además le otorga un papel predominante en el soberanismo catalán y, de paso, le permite obtener un mayor poder de influencia en Madrid. Triple ganancia en el 12-M. A pesar de que la campaña ha sido atípica para Puigdemont y los suyos -ha sido llevada a cabo en Catalunya Nord, con las dificultades que ello conlleva-, lo cierto es que el éxito cosechado ayer -sumó más de 90.000 nuevos votos con respecto a las elecciones del 2021- les devuelve a la primera línea política. No pudieron superar al PSC de Salvador Illa, del que queda lejos, pero al menos resisten -y con fortaleza al mejorar sus resultados de hace tres años gracias a sus tres nuevos escaños- ante su empuje.
La única nota negativa para Puigdemont fue que el soberanismo perdió su fuerza, hasta el punto de que apenas pueden tejer alianzas. Más por el desplome de ERC que por la pérdida de empuje de Junts, pero el escenario no fue tan idílico -si cabe- para los intereses el expresident. Si bien hace tres años el bloque independentista conformado por Junts-ERC-CUP sumó una mayoría con hasta 72 escaños, situación que le permitió gobernar -aunque en la figura de Aragonès-, en esta ocasión se quedó bastante lejos de esa cifra.
“Habrá que analizar la desunión que ha mostrado el electorado independentista”
Desde Argelès-sur-mer (Francia), donde Puigdemont siguió la noche electoral, este vino a agradecer el mejor resultado desde el 2012 para Junts, evidenció, al constatar cómo hemos ganado en más de 30 comarcas” de Catalunya, “siendo además primera fuerza en la mayoría de municipios. Asumimos esa responsabilidad que nos brinda el electorado”, incidió. “Estamos en condiciones de construir un Govern sólido de obediencia netamente catalana, y a eso dedicaremos las próximas horas con el objetivo de que haya un Govern coherente, con un buen liderazgo en el Parlament y evitar la repetición electoral, que sería un mala noticia para el país”, aseveró un Puigdemont que, sin embargo, reconoció que nos números no le han dado para ser primera fuerza. No obstante, adelantó que tratará de rechace puentes con ERC.