Por segunda vez consecutiva el candidato del PSC fue el más votado en unas elecciones catalanas. Es más, logró mejorar los resultados de Pasqual Maragall y José Montilla pero, sin embargo, parece muy difícil que Salvador Illa pueda fijar su residencia durantre los próximos cuatros años en la Casa del Canonges, salvo que logra el apoyo de una ERC que sufrió la debacle de la noche, aunque si algo ha demostrado el catalán en sus tres décadas de vida política es su capacidad de resistencia.
Salvador Illa Roca se inició en la política municipal en Roca del Vallès, la localidad que le vio nacer en 1966 en el seno de una familia obrera. Su padre fue obrero de la industria textil y su madre ama de casa. Es el mayor de tres hermanos y se declara creyente, seguidor del Espanyol, pero poco más se sabe de su vida privada más allá de que se ha casado en dos ocasiones, que tiene una hija adolescente, y que sigue viviendo en Roca de Vallès.
ALCALDE DE SU PUEBLO
Estudió Filosofía en la Universitat de Barcelona y cursó un máster en dirección de empresa en el IESE. Tras ocupar la concejalía de Cultura de su municipio natal, en 1995 con 29 años alcanzó la alcaldía tras la muerte del primer edil electo. Ese mismo año se afilió al PSC.
Fue el artífice de proyectos polémicos como un macrocentro comercial o un campo de golf. Illa descubrió pronto que la vida política no es un camino de rosas. En una localidad fuertemente polarizada vivió plenos municipales muy tensos en los que en alguna ocasión incluso tuvo que hacer acto de presencia la policía.
Salvador Illa logra los mejores resultados desde Pasqual Maragall pero su única opción es intentar reeditar un tripartito
La oposición lo expulsó de la alcaldía mediante una moción de censura, pero no tardó en recuperar el puesto en las siguientes elecciones municipales de 1999. No solo logró ser la fuerza más votada por sus vecinos sino que alcanzó la mayoría absoluta.
GESTOR DEL GOVERN
En 2005 abandonó la política municipal y puso rumbo a Barcelona para ponerse al frente de la dirección general de Infraestructuras en el departamento de Justicia del Gobierno catalán, entonces liderado por Pascual Maragall, aunque continuó en el cargo con su sucesor José Montilla que ocupó la Generalitat gracias al apoyo de ERC y tras desbancar a Convergència y Unió. Durante esta etapa fue el responsable de la construcción del macroproyecto de la Ciutat de la Justicia de Barcelona, o de la ampliación de la prisión de Brians como se han encargado de recordarle en más de una ocasión los líderes políticos que cumplieron condena en este centro penitenciario por el procès. Dejó el cargo con polémica. El Govern informó de que su cese fue una decisión personal. Sin embargo, la oposición atribuyó su marcha al sobrecoste en la construcción de la Ciutat de la Justícia.
Illa apenas dedicó nueve meses a la empresa privada porque el PSC lo repescó en 2010 para volver por la puerta grande a la política municipal, aunque en esta ocasión en Barcelona. Ocupó varios cargos y coordinó el Grupo Municipal Socialista en la ciudad condal tras la entrada del PSC en el Gobierno de Ada Colau. Fue durante esta época cuando logró forjar su fama de buen gestor y político dialogante que le sirvió para que en 2016 Miquel Iceta lo designara secretario de Organización del PSC.
AL FRENTE DE UNA PANDEMIA
Su salto a la política estatal se produjo cuando Pedro Sánchez tras la repetición electoral y después de pactar un gobierno de coalición con la Podemos de Pablo Iglesias,. lo eligió para dirigir el Ministerio de Sanidad y cubrir la cuota catalana en el nuevo ejecutivo.
Era enero de 2020 e Illa no podía imaginar que solo dos meses después tendría que gestionar la pandemia de covid-19, la mayor crisis sanitaria del último siglo. Llegó el estado de alarma, el confinamiento total de la población y otras decisiones difíciles que Illa tuvo que tomar como responsable de Sanidad, tal y como reconoció en un libro que publicó en 2022 sobre su gestión de la pandemia.
Sánchez aprovechó el tirón logrado por Illa durante la crisis sanitaria para convertirlo en líder del PSC en plena crisis con Catalunya
Sus continuas comparecencias públicas lo convirtieron en uno de los ministros más mediáticos, y Sánchez no quiso desaprovechar su popularidad y lo envió de vuelta a Catalunya para intentar recuperar la Generalitat y derrotar al independentismo en las urnas.
El candidato del PSC fue el más votado en las elecciones que se celebraron en febrero de 2021 con los nueve presos del procès todavía en la cárcel a la espera del indulto del Gobierno de Sánchez, y con Carles Puigdemont en Waterloo.
Illa no pudo liderar el Govern porque ERC y Junts pactaron un gobierno de coalición lo que llevó al candidato del PSC a la oposición. Tres años después el panorama catalán no ha cambiado mucho y la clave de la gobernabilidad estará de nuevo en la negociación y en las alianzas que se forjen, que a día de hoy, si nos atenemos a lo que se ha dicho en campaña electoral se presentan muy complicadas. Quizá su condición de corredor de fondo le pueda servir.