Donostia instaló ayer una placa en memoria de María José Bravo, víctima de un atentado perpetrado por el Batallón Vasco Español (BVE) en 1980. Con este acto suman ya 12 las placas que el Consistorio ha colocado en la ciudad dentro de la iniciativa “para dar visibilidad en el espacio público a las víctimas del terrorismo y la violencia política”. Celebrado en la plaza Latsari, en el barrio de Loiola, el acto consistió en un sencillo homenaje de reconocimiento en el que participó el alcalde, Eneko Goia, y representantes de los grupos municipales.