Bilbao - Argitan trata de responder a las necesidades de mujeres que sufren situaciones de desigualdad, discriminación o violencia sexista en cualquiera de las múltiples formas en que éstas se den. En lo que va de año -de enero a julio-, según apunta la presidenta de la Asociación, Karmele Ozaita, han atendido a 146 mujeres, de las cuales 23 han declarado haber sufrido violencia, lo que supone un 8%. “Hay más casos de violencia por parte de gente conocida de la víctima que por desconocidos”, declara Ozaita.
¿Cómo ven el panorama social?
-Cada vez hay más mujeres que se animan a denunciar una agresión y eso, precisamente, ha sido porque la sociedad cada vez respalda más esa denuncia. Desde la lucha feminista intentamos sensibilizar y concienciar. Y, esa sensibilidad y esa concienciación es la que hace ese apoyo social.
Hay un impulso por detrás.
-Algo parecido. Pero desde nuestro punto de vista, esa presión que nosotras realizamos desde el mundo feminista no solamente llega a la sociedad en general, sino también a las instituciones. Por lo que con esa presión, las instituciones hacen que cada vez haya más recursos, más medios, más presupuesto y más concienciación.
¿Dónde se ve esa concienciación?
-Se ve en todos los ámbitos, en los ayuntamientos, por ejemplo, con las áreas de Mujer o las técnicas de Igualdad. Desde un punto de vista feminista esa agresión o violencia es como consecuencia de las desigualdades y discriminaciones que vivimos las mujeres por el simple hecho de serlo.
Llevan con la asociación casi 25 años, desde el año 1996. ¿Han percibido alguna evolución?
-Sí. Durante los primeros años Emakunde hablaba de un 10% de denuncias reales y a día de hoy habla de un 30% y va subiendo. Las mujeres se atreven más a denunciar a pesar de que las condiciones en las que se encuentra una mujer al denunciar sea una doble victimización y criminalización a nivel judicial y policial.
¿Doble victimización?
-La doble victimización viene porque por una parte, por el hecho de ser mujer sufrimos esa violencia de género y por otra parte, en esas instituciones que, de alguna manera, recogen esa denuncia desde ese ámbito judicial o policial, la mujer acaba recibiendo de rebote esa misma desconsideración que la sociedad machista tiene contra ellas.
Lo que le ha ocurrido a la víctima de La Manada.
-Exactamente. Ella ha vivido esa doble victimización. Por parte de las redes, del juzgado, de los abogados incluso por esa parte de la sociedad que sigue juzgando que por qué estaba ahí, en ese momento y de aquella manera.
¿Existe una evolución positiva?
-Ha habido un cambio. Nosotras venimos de una época, unas décadas donde hemos dejado atrás la transición, la salida del franquismo... Situaciones donde las mujeres apenas teníamos derechos legales. De llegar de una época en la que las mujeres no teníamos derechos legales a encontrarnos con nuestros derechos legales pero no reales... Durante los 25 años hemos luchado porque se equipara la situación de derechos legales con los reales. En este tiempo, sí que es verdad que nuevas generaciones, mujeres más jóvenes, a veces no han entendido que el hecho de tener derechos legales no suponía que fueran reales en un momento dado.
Un cambio bastante lento.
-Sí, porque las mentalidades es lo que hay que ir cambiando. Las mentalidades cambian en la medida en que hacemos una inversión de trabajo social importante. Eso es lo que hacemos con campañas, denuncias, reivindicaciones... Eso que transmitimos a la opinión pública para que de alguna manera la conciencia y mentalidad de las personas vayan cambiando. Ésa es la única manera. Cambiar la mentalidades es muy difícil y muchas veces nos topamos con hitos históricos, como el de La Manada, en los que esas mentalidades dan un cambio atroz. Este tipo de actos han sido los que han removido conciencias, que han movido a una sociedad entera. A mujeres y hombres con mentalidad feminista pero también a los que no la tienen. Y eso es un avance considerable. Son hitos que cambian la mentalidad de muchas personas.
Por lo que las movilizaciones en plena calle son esenciales.
-La movilización para denunciar es importantísima. Es un recurso que los movimientos sociales tenemos desde tiempos inmemorables. Esa movilización es la que reconoce al resto de la sociedad que hay un problema y que es importante denunciarlo, transformarlo y cambiar la situación que se está produciendo. La movilización lo que genera es presión, aparte de a las instituciones también al resto de la sociedad que ve necesario el cambio.
En 2017, por ejemplo, hubo en Bizkaia 2.768 denuncias por violencia machista.
-Lo destacable de esa cantidad es que las víctimas que pusieron las 2.072 denuncias, la violencia fue ejercida por la pareja o expareja y 170 denuncias fueron ejercidas por desconocidos, que es lo que se le denomina delitos de libertad sexual. Generalmente una de cada tres denuncias de delito de libertad sexual la víctima es una menor de edad.
¿Cuantas mujeres han llamado a Argitan en lo que va de año?
-De enero a julio hemos atendido a 146 mujeres, de las cuales 23 han declarado haber sufrido violencia, lo que supone un 8%, es el porcentaje que solemos llevar cada año.