“El mismo día del golpe de Estado de 1936, los sublevados quisieron fusilar a todos los hermanos Irujo juntos. Fueron en camiones a por ellos, pero no lo lograron porque una familia de Estella les avisó de las intenciones de los, a la postre, franquistas”. El relato detallado a este medio es de Arantzazu Ametzaga, escritora y bibliotecaria navarra, casada con uno de ellos, Pello, en 1965.

Aquellos contrarios al sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de la sociedad a elegir y controlar a sus gobernantes sí lograron encarcelar a algunos miembros de la familia. A las mujeres las ingresaron en un convento de Iruñea donde algunas de ellas dieron a luz; y a los hombres, en el penal de la capital navarra. El hermano mayor, quien llegara a ser ministro de la Segunda República, Manuel Irujo, se salvó por estar entonces en Tolosa. El resto de hermanos por orden de nacimiento fueron Eusebio, Rosario, Juan Ignacio, Delfín, Josefina, Ander y Pello. Todos eran del PNV, salvo Juan Ignacio y Pello, de ANV. De hecho, el primero fue uno de los fundadores del catalogado como primer partido nacionalista vasco de izquierdas.

Gracias a la intermediación de Manuel Irujo y mediante canje llevado a cabo por la Cruz Roja Internacional, obtuvieron la libertad dos años después y se exiliaron en Capbreton en agosto de 1938, localidad de Las Landas francesas. Los designios de cada uno fueron muy diferentes. De hecho, Pello volvió a ser encarcelado un total de siete años tras ser detenido en el interior de un barco.

Juan Ignacio Irujo Ollo, por su parte, acabaría buscando tierra en paz en Venezuela, como también hiciera su hermano Eusebio. El primero había nacido en Lizarra en 1897 y fallecería en 1969. Contrajo matrimonio con María Jesús Amorena y nunca tuvieron descendencia. Ha trascendido en la historia por diferentes hechos. Uno, el ya adelantado, que fue cofundador del partido Acción Nacionalista Vasca (ANV-EAE) en 1930 junto a compañeros destacados como Anacleto Ortueta, Luis Urrengoetxea, Tomás Bilbao, Justo Garate, Julián Arrien, José Ignacio Arana, Pablo Artxanko o José María Belaustegigoitia.

La familia transmite que Juan Ignacio –siempre al servicio de la causa vasca– fue el cuarto hijo de ocho y tercer varón del matrimonio compuesto por Aniana Ollo y Daniel Irujo, recordado abogado defensor de Sabino Arana Goiri, ideólogo fundador de EAJ-PNV. Juan Ignacio fue uno de los impulsores del “programa de ANV aprobado el 28 de junio de 1936”, según testimonio de Bernardino Bilbao. Ni cumplidas tres semanas después, algunos militares españoles dieron el golpe de Estado que tuvo enfrente a los defensores de la Segunda República. El cuarto de los Irujo había sido propuesto para las elecciones del 10 de febrero de 1936 como candidato del Frente Popular. Por ello, y el nacionalismo vasco de la familia, los militares, falangistas y carlistas del momento fueron en su busca para fusilarlos.

El ingeniero, como detallaba Bernardino, “fue salvado de desaparecer en una cuneta, de un paseo sin regreso” al lograr ser canjeado. Libre, el propio lehendakari Aguirre lo designó “encargado de negocios del Gobierno vasco en Jerusalén”. Según testimonios de la época, Juan Ignacio consiguió que árabes y judíos acudieran juntos a una conmemoración del aniversario de la República un 14 de abril. Más tarde fue nombrado cónsul en Argel, donde le sorprendió el fin de la Guerra Civil. Desde allí se exilió a Venezuela en 1939.

A su llegada a Caracas, organizó la Dirección de Montes de Venezuela ya que había sido ingeniero de montes de la Diputación de Navarra. En el país caribeño, revalidó su carrera y pasó al Ministerio de Obras Públicas. En 1942, se constituyó en Venezuela el Comité de Amigos de los Exiliados de República Española. Fue Delegado de Gobierno de Euzkadi junto a Bernardino Bilbao. “Logramos que los países americanos rompieran relaciones diplomáticas con la España franquista”, detallaba el segundo.

Irujo fue fundador entonces del Centro Vasco de Caracas, de la Asociación Vasca de Socorros Mutuos, de la Inmobiliaria Euskalduna, y continuó siendo miembro de ANV y del sindicato STV. En los viajes que el lehendakari Aguirre llevaba a cabo a aquel país, su reunión con los republicanos peninsulares se organizaba en su hogar, en El Paraíso, donde murió. “Juan Ignacio trabajó en una autopista que facilitó la vida en Caracas a la ciudadanía. Hasta entonces, solo existía la llamada Carretera de los españoles”, aporta su sobrina Arantzazu Ametzaga.

MUERTE

Falleció en Caracas en 1969 de cáncer. De hecho, tiempo antes viajó a recibir un tratamiento a Londres. Su hermano mayor, Manuel Irujo, se hizo cargo de él en todo momento. Él mismo presidió el duelo en el Panteón Vasco junto a los sobrinos. El día de su pérdida, su amigo Bernardino Bilbao dedicó a la familia las siguientes palabras: “Cuando hablamos de nuestra patria, Euzkadi, hemos de tener presentes a los hijos del ilustre abogado navarro Daniel Irujo y Urra, defensor de Sabino Arana ante los tribunales españoles”. Ametzaga concluye con cariño: “Juan Ignacio murió en brazos de su hermano Manuel y de su sobrino ahijado, Pello, mi marido que lo cuidó como un hijo”. l