¿Por qué vuelve a abundar esa imagen de que el campo está lleno de brutos de derechas?

—Caricaturizar al adversario siempre ha sido una estrategia de aquellos que quieren denigrar y ridiculizar lo que los otros piensan y para ello, resulta más sencillo identificar a la gente del campo con cuatro estereotipos desfasados.

Muchos de los que difunden esa caricatura luego hacen grandes cantos contra el abandono de lo rural y la despoblación...

—Es que la realidad del campo y del mundo rural nos interpela al conjunto de la sociedad y nos pone, frecuentemente, frente al espejo de nuestras contradicciones que son abundantes.

¿Cómo se lucha contra la despoblación? ¿Poniendo wifi en los pueblos para vender mermeladas artesanas?

—La despoblación y el desarrollo rural se abordan desde muchos frentes y todos ellos, de forma simultanea. Habría que hablar de políticas de ordenación territorial, de educación, sanidad, servicios sociales, alternativas económicas, vida cultural y ocio, etc...

¿Qué motivos hay hoy en Euskal Herria para,a pesar de todo, buscarse la vida en el campo?

—El campo y el sector agropecuario, incluido en ello el sector forestal, tiene gran parte de la solución en los grandes debates que tenemos como sociedad moderna como la alimentación saludable, la lucha contra el cambio climático y la transición energética y por ello, no encuentro razones para que el sector primario no tenga un futuro próspero.

Las administraciones, ¿ayudan o entorpecen?

—Entorpecer no, hay administraciones agrarias que ayudan y otras que se ponen de perfil. Eso sí, hay administraciones medioambientales que nos tratan como enemigos a batir.

Complete la frase: La política agraria de la Union Europea...

—Es la única política común europea que existe en la actual Unión Europea y por lo tanto, en épocas como ésta donde hemos comprobado la falta de soberanía alimentaria europea, creo que la PAC debe reforzarse.

Como consumidor, ¿cómo puedo echar una mano?

—Siendo coherente con lo que decimos. Si decimos que optamos, o que queremos optar por alimentos locales, sanos, sostenibles y de calidad, hacerlo en el día a día y dejarse de utilizar el precio como factor único y omnipotente de compra.

Algunos lectores dirán que, con su sueldo, no se pueden permitir pagar un euro más por una docena de huevos de baserri...

—Como decía, la coherencia, comienza por dar a la alimentación el lugar y presupuesto que se merece y no subordinarlo frente a otro tipo de cuestiones como el ocio, el móvil, las consolas, los viajes...

No simpatiza usted demasiado con los de las ‘happyfurgos’...

—No tengo nada contra ellos, ahora bien, estoy bastante harto de escuchar a algunos de ellos que ponen en solfa la actividad agraria mientras ello sandan, firin-faran, de una punta a otra con su furgo, como si la contaminación no fuese con ellos, subiendo hasta los 2.000 metros de altura en los Pirineos para darse el gustazo de dormir allí arriba.

¿Le caen coscorrones después de sus artículos semanales?

—Alguno que otro. Imagino que la mayoría de mis amigos me criticarán por lo bajini. l