nminente exportavoz del PP en el Senado: Daría un par de céntimos por sus pensamientos al asistir a las apuestas sobre quién será su sustituto o, más probablemente, sustituta en las labores que viene desempeñando desde que, ojo al dato, fuera humillantemente desposeído de sus galones como vocero nacional de su partido. En aquella ocasión, cuando pagó los platos rotos de ya no me acuerdo qué fiasco, le encontraron un puesto de consolación. Todo apunta a que ahora se tendrá que conformar con ser senador raso mientras dure la legislatura. Parece que de poco le sirvió su traición a su protector Pablo Casado. Claro que puede probar suerte empadronándose, qué se yo, en Sargadelos o Sanxenxo. A lo mejor, Feijóo se apiada de usted.